Blade Runner

Por dar un ejemplo, uno de los pivots más productivos, como Marc Gasol de los Memphis Grizzlies, está 10 en la votación y ni a palos entra. Rudy Gobert de Utah Jazz también tiene una gran temporada y está muy por debajo de Pachulia.

La NBA está llegando a febrero y con ello, al parón del fin de semana All Star, dónde las superestrellas del basquetbol norteamericano se reúnen para disputar, entre otras cosas, el concurso de triples, el partido de novatos vs Sophomores (jugadores de segundo año), el concurso de clavadas y el no menor enfrentamiento, que es jugado de a de veras, entre la Conferencia Este y Oeste, en el cual, el equipo ganador gana la localía para la final de 7 juegos por el título. En el pasado, grandes nombres como Michael Jordan, Scottie Pippen, Kareem Abdul-Jabbar, Dikembe Mutombo, Tim Duncan, Kobe Bryant, John Stockton o Karl Malone le dieron brillo a este fin de semana especial para los aficionados del basquetbol mundial. Hoy, las votaciones las lideran LeBron James, figura máxima de los campeones reinantes Cleveland Cavaliers y Kevin Durant, el fenomenal delantero de los Golden State Warriors. Y si bien, entre medio, hay jugadores como Kawhi Leonard de los San Antonio Spurs, Giannis Atentokoumpo de los Milwaukee Bucks, Stephen Curry de los ya citados Warriors, James Harden de los Houston Rockets o Russell Westbrook de los Oklahoma City Thunder, hay un jugador que sorprende con el 2 puesto en la votación general, con un lugar en el All Star Weekend prácticamente asegurado y es el Pivot Georgiano Zaza Pachulia de los Golden State Warriors. Porqué Pachulia? Porque Pachulia forma parte tanto de la titularidad como de la banca más "profunda" del elenco de la bahía, juega escasos minutos en cada partido, promedia pocos puntos en ofensiva, otorga un poco de defensiva dado su enorme peso y estatura y claramente no está a la altura de los grandes pivot que le dieron brillo a la NBA. Porque Pachulia ha obtenido tanta votación? La NBA ha dicho, una y otra vez, que toda la votación de Pachulia es legítima y no hay votos clonados que estén incidiendo en tan rara votación. El tema es que Pachulia es una especie de héroe nacional en su natal Georgia. No han sido pocas las veces en que, independiente de la presión de sus equipos, Pachulia vuele hasta el otro lado del mundo para defender los colores de su país. En un Torneo Europeo se negó a dejar la cancha y el torneo estando visiblemente lesionado y golpeado (Los exámenes médicos revelarían una grave lesión que le pudo haber costado muy caro). Pero lo que hace más grande a Pachulia es su historia fuera del rectángulo de juego. Después de la desintegración de la URSS, la humilde Georgia tuvo una inestabilidad social tremenda, dónde los jóvenes y niños como Pachulia ingresaban a hermandades con el único fin de matar al oponente. Tal cual. Eliminar a sus rivales. Pachulia sobrevivió a muchas cosas y encontró en el basquetbol el modo de escapar a un oscuro futuro: a los 13 años ya jugaba por la mayor de Georgia y a los 17 salió a jugar profesionalmente a Turquía. El 2003 aterrizó en Orlando Magic vía Draft y pasó gran parte de su carrera en Atlanta Hawks. En otras palabras, todo lo logrado en la vida por Pachulia es producto de su propio esfuerzo. Nada le fue regalado. Y toda la adversidad vivida y el altísimo compromiso para con su país, rechazando la posibilidad de nacionalizarse turco por ejemplo, y prefiriendo su humilde tierra natal, convirtieron en esta temporada para Georgia su elección como All Star poco menos que en un asunto de estado. La campaña por Pachulia traspasó fronteras y los numerosos Georgianos en el exilio, como así sus descendientes, han votado incansablemente para que el Pivot de 32 años esté presente en la competencia de esta temporada. La situación es compleja dado que claramente Pachulia no es un All Star. Pero a estas alturas, diganselo a la gran cantidad de jovenes georgianos para los cuales Pachulia es un héroe nacional. El ejemplo de grandeza motiva a los jóvenes a jugar basquetbol, salir de Georgia, doblarle la mano a la vida y darlo todo cuando Georgia los llame a vestir su camiseta. Esos mismos jovenes votan y esos votos son los que tienen a Pachulia en el fin de semana de estrellas. El dolor de cabeza lo tiene la NBA y sus dueños de equipos. La localía para las finales son un asunto muy serio tanto en lo deportivo como en lo economico. Y si gana el Este, con el Oeste con o sin Pachulia, un partido más de local de por ejemplo Cleveland Cavaliers, hace una diferencia que le puede pesar a cualquiera de sus oponentes del Oeste. Pero nada de esto importa en Georgia. El problema, al menos por una vez, lo tienen los poderosos.

Terminé cagado de sueño, pero bien vale para festejar. A saber, esta copa esta partiendo y es de esperar que, como muchas cosas que hacen los chinos, le sigan subiendo el nivel y el prestigio. Mal que mal, el local, China, invierte muy fuerte en fútbol, y por los invitados, Croacia tiene fútbol, Islandia es la revelación de Europa y Chile...Bueno, no todos los días se tiene al bicampeón de América como invitado estrella. La historia dirá que Chile ganó la primera China Cup. Pero en la práctica, uno se queda con aquellos valores que rindieron bien y que pueden ser alternativa. Toselli sigue siendo el arquero del futuro, Maripán y Díaz no arrugaron y demostraron bravura, Opazo necesita seguir con su proyección, Carmona es alternativa viable junto a Pinares, Sagal o Valencia.

Sarcasmo, humor negro, mucha ironía y arreglos excepcionales. Esas eran las cartas de presentación de los originales XTC, un grupo que, comandados por el genio excéntrico de Andy Partridge, merecía mucho más, pero que las vueltas de la vida les jugaron siempre bromas pesadas. XTC, aunque no lo parezca, no hace alusión al famoso éxtasis, una de las drogas preferidas en UK a mediados de los 80. Colin Moulding, la otra parte de XTC, señalaba varias veces que ellos iniciaron su carrera musical en Swindon, cerca de Londres, a fines de los 70 y el éxtasis, como tal, fue decubierto en plenos 80. Partridge también aclaraba el origen del críptico nombre de su banda: sencillamente "se veía genial colocar esas tres letras una del lado de la otra". Desde sus inicios, se veía a XTC destinado a la grandeza. Los discos venían uno tras otro impecables, brillantes y con un sonido muy particular: limpio, pulcro y refinado. Las letras derrochaban ironía y genialidad a la vez y no se divisaba ninguna nube que pudiera empañar el avance imparable de Partridge y los suyos. Pero en 1982, con su disco "English Settlement" tocando nuevas alturas y espoleados por el energético single "Senses working overtime", la cuesta arriba de XTC frenó de golpe, imprevistamente, del modo más duro y, paradojas del destino, en su mejor momento. Andy Partridge se desploma en escenario, y lo que en un principio parecía strees o fatiga se transformó en un fuerte cuadro de pánico escénico, lo que alejaría de una vez y para siempre a XTC de los shows en vivo. Curiosamente, este hecho no significó el final inmediato de la banda. Atados a un contrato con Virgin por 6 discos, se aferraron a dicho contrato como única forma de continuar con vida. Partridge, Moulding y Dave Gregory se encerraron en los estudios de grabación y se dedicaron concienzudamente a exprimir todas las posibilidades hasta lo último. Y lo que venía no tiene desperdicio: "Mummer", "The Big Express", "Skykarking", "Orange and Lemmons" y "Nonsuch" son todos discos imprescindibles, llenos de genialidad, pero condenados de antemano. Virgin no tenía el menor interés en promover sus álbumes, pues veían a la banda como un peso muerto, ya que sin poder actuar en vivo, las ventas, como es lógico, eran pobres. La aventura no terminó para nada bien con Virgin. Partridge, inexplicablemente, nunca quiso sacar el sexto disco que los liberaba de manos para seguir por sí solos. El tema fue a los juzgados y faltó muy poco para que la sangre no llegue al río. Una guerra declarada por largos años mantuvo a XTC fuera de todo, forzosamente. Pero, a larga, XTC perdió tiempo pero ganó la batalla. Los abogados de la banda se aferraron a la poca promoción de Virgin para ver que, en realidad, las regalías pagadas no correspondían, eran mucho menores. Ese hecho, que fue descubierto de chiripa, condenó a Virgin a liberar a XTC, cancelar no sólo los dineros faltantes, sino que reparaciones monetarias cuantiosas. Partridge y Moulding abrieron su propio sello y continuaron trabajando por algunos años más, sin cambiar su curiosa rutina de asistir diariamente a su estudio y salir con varias cosas avanzadas. Lo hicieron así cuando Virgin les hizo la guerra y el resultado fueron dos álbumes listos (Apple Volume 1 y 2 ), igual de geniales y brillantes y que fueron lanzados al mercado apenas quedaron libres. Disco recomendado: "Orange and Lemmons". Es uno de los que les gusta más a Partridge y Moulding, tiene un sonido impecable, dos de las mejores canciones de la banda "King of a Day" o "The Mayor of Simpleton", brillante por dónde se los mire. Partridge siempre afirmó que este disco sería su mejor aproximación a la música de sus adorados Beatles. Pero, quien dijo que imitar podía ser malo?

Para mediados de los 80, Midnight Oil eran reconocidos como una banda sólida, destinada a la grandeza. Llevaban más de 10 años en el ruedo pero había algo que faltaba: el empujón final. No era cosa que no lo intentaran. Sus primeros discos eran de un punk visceral y había una evolución positiva que auguraba tiempos mejores. Pero eran australianos. La industria de la Isla era floreciente y un grupo medianamente bueno vivía perfectamente sin pasar por los aeropuertos. Grandes inversiones nunca habían porque no eran consideradas necesarias. Salvo Bee Gees o AC/DC, los apoyos no eran de magnitud. Y por esos motivos, la carrera de Midnight Oil nunca terminaba de despegar. Su discográfica pensó que una gira nacional sería un paliativo para la desazón de Peter Garret y compañía; La banda asumió que era una buena excusa para mantener el listón de calidad; Pero la banda decidió hacerlo a lo Midnight Oil: en vez de aviones y hoteles, fueron dos camionetas, un bus y a la carretera. Ellos sabían que no era necesaria una nueva conquista de Australia: así que fueron en plan de composición del próximo disco. Con su postura política y ecológica como bandera de lucha, partieron el 84. Lo que pasó después, cambió para siempre a los miembros de la banda. El recorrido de Midnight Oil los llevó por el interior de Australia, dónde el grupo tuvo contacto con los pueblos originarios del desierto. Impresionados por su cultura, decidieron ir más allá. En vez de dar conciertos y llenar estadios, Midnight Oil tocaba para las tribus alumbrados con fogones, para audiencias de 100 personas. Muchas veces, la cena fue canguro. En una ocasión, causaron tan profunda impresión que fueron invitados a ceremonias religiosas de una tribu, ceremonias que no estaban permitidas para cualquiera. Pero si en el discurso de Midnight Oil siempre había una mirada más que comprometida con las culturas de Australia, con la gira de por medio, el compromiso aumentó. En las aldeas, los ancianos les hablaban de historias terribles, de tribus exterminadas, de pueblos arrasados, de razas extinguidas, de culturas olvidadas. Empero, lo que realmente horrorizó a los integrantes de la banda, fue la historia de las "generaciones robadas". De niños que, legalmente, eran sustraídos de sus padres en medio de la noche, bajo el increíble argumento de que las tribus del interior no sabían cuidar de sus propios hijos, obviando el hecho de que esos pueblos llevaban más tiempo en sus tierras ininterrumpidamente que ninguna otra civilización en el mundo. El robo legal de niños, autorizado por el gobierno australiano, fue la gota que rebalsó el vaso. Después de ese girar interminable, de pasar pueblo por pueblo, de atesorar experiencias, a Midnight Oil le importó una nada la conquista del mundo o el éxito comercial. Mandaron a la cresta la consagración y tomaron sus banderas de lucha, con tal de girar por Australia y crear conciencia. Lo lograron plenamente. Con todo el arsenal de ideas, grabaron "Diesel and Dust" en tiempo record. Igual se consagraron: el disco fue un éxito importante, aclamado por el público y crítica, y la banda debió girar a nivel mundial utilizando cada concierto en una nueva manifestación por las causas ecológicas, los derechos sociales y la reparación social para las culturas del desierto. Espoleados por el single "Beds are burning" (un hitazo como se hacían en la vieja escuela), "Diesel and Dust" fue el momento más alto en la carrera de Midnight Oil. Pero más allá de ser un súperventas (porque el disco es en realidad muy bueno), la gira por el interior de Australia cambiaría de una vez y para siempre las vidas de sus integrantes. Peter Garret llegó incluso al parlamento australiano para seguir con la bandera de lucha ya en otros alturas. Incluso estuvieron para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Sidney. Fueron reconocidos como una de las grandes bandas surgidas de la isla oceánica y gran parte de esos méritos se pueden encontrar en este disco dueño de un poderoso sonido, compromiso social, con agallas y autenticamente verdadero. Las características principales de los Midnight Oil.

La lata de todo este tema es que...Lamentablemente, debe salir uno...A estas alturas, uno sólo espera y desea que el personaje de rigor que salga electo haga el menor daño posible.

Cuando se toma una idea inmersa en el mundo de Star Wars, es válido desconfiar. No cualquiera puede meterse en la Saga más famosa de todos los tiempos y salir airoso del dasafío. J.J. Abrahams, hábil reciclador, se dió cuenta de por dónde va la mano. Tomó los mejores elementos del Episodio IV y dió vida al Episodio VII dejando la vara en alto y su nombre, al lado del balance positivo del libro. Por eso mismo, resultaba un enorme problema para Gareth Edwards, el semidesconocido director de Rogue One, realizar un filme que, sin pertenecer a la Saga, estuviera tan vinculado a ella. Una película de Star Wars que no es de Star Wars. Desafío. Ante la luz de lo realizado, Edwards hizo su pega de modo impecable. Los guionistas le entregaron un guión serio, armado hasta los dientes, y él supo encaminarlo con pulso muy firme y los elementos adecuados. Si George Lucas en el Episodio IV tenía una inmejorable historia y un presupuesto muy limitado, en el Episodio VI tenía recursos inagotables y la historia justa. En el Episodio I tenía de todo y hundió a su ficción en pastos intragables, anteponiendo la solemnidad de Vader al ridículo de Jar Jar Binks, desaprovechando su mejor protagonista Darth Maul y dándole un inmerecido peso a un Jedi bastante desdibujado como Obi Wan Kenobi, por no decir reducir una historia llena de mística a una estupidez sin nombre llamada Midiclorias. En los Episodios siguientes, tenía todo para remendar su pecado y a pesar de algunos momentos de brillo, terminó hundiendo su propia obra en la exageración. La decisión de Disney de dejar lo que venga fuera de las manos de Lucas fue acertada, aunque el mismo Lucas desproticara diciendo que los fans querían que él estuviera al frente de su obra (bueh!). Abrahams hizo un trabajo meticuloso. Y aún más meticuloso, dedicado y jugado fue Edwards, quien firma un filme muy a la altura de lo que el fan más acérrimo pide. Acierto. La película dura más de dos horas, que ante el ritmo y nivel del director, se hacen 10 minutos. Los hechos se suceden sin tregua, pero sin prisa, obligando la atención del espectador. No agota, entretiene, y cuando llega el final, uno no puede menos que aplaudir y reconocer el esfuerzo de un Director sin tanta experiencia, pero acostumbrado a sacar lo mejor que tiene de sus recursos. Mérito. Los actores cumplen todos en su rol. Quizás se desaprovecha un poco el poderío en escena de Forest Whitaker, pero el veterano actor, una vez más, cumple a la altura de su leyenda. Diego Luna resulta un poco extraño como un decidido Capitán de la rebelión, pero no destiñe y a ratos hasta asombra. Felicity Jones cumple con creces y Mads Mikkelsen también demuestra estar en plena y gran forma, robandose la escena en sus apariciones, todas breves pero importantes. El mito Donnie Yen, el más puro actor de Artes Marciales vivo, también exhibe sus altos recursos con una clase que golpea directo al corazón. Ben Mendelsohn se destaca con ese trabajo gestual descollante,que es el sello de garantía y calidad del veterano actor. Talento. El trabajo de Edwards es tan fino que incluso cuando aparece Vader uno ve al Sith que pelea con gestos toscos, muy similar a aquel que sostendrá un duelo mortal con su mentor Obi Wan en el Episodio IV. Los guiños remiten en cada minuto al Episodio IV, al resto de la Saga e incluso se ensambla a la perfección con los Episodios animados de Star Wars. Profesionalismo. Las tomas aéreas eran un gran quebradero de cabeza para todos los directores de la Saga. De una u otra manera, todos le dieron un ingrediente agregado. Pero Edwards junta todo, sin empalagar, crea escenarios propios, innova y suma a la causa, y las tomas de combate aéreo y terrestre son de un orden superior. Técnica. Una historia inteligente, personajes queribles e inolvidables, actores entregados a su rol, un Director que no se dejó intimidar ante un desafío superior. Que se obtiene? Una joyita como Rogue One, que definitivamente, sin ser un filme Star Wars, suma mucho a la causa de la Alianza rebelde y sube el listón de calidad para todo lo que tenga que venir. Perfecto.

Me la ganaste! Justo que quería poner ese video, es de culto! Te la mandaste, tuauspicio!

Bienvenido Don Fender!!! Aunque en realidad nunca se fué, XD Pero igual, que bueno que haya recapacitado en su decisión

Marcelo Vega Tras Sierra y Estay, el tercero en discusión era Marcelo Vega. El querido Guatón cumplía fielmente sus funciones en la Roja, ya que en sus contados minutos hacía desplante de su talento. Entre los tres era indiscutiblemente el más capacitado, pero sus idas y vueltas opacaron su figura. En el fútbol siempre se maldice el porqué un jugador "no llegó". Y son muchos los que piensan que hubiera sido de grande Marcelo Vega si hubiera sido más rigurosos consigo mismo. Porque, a diferencia de muchos, él tenía con qué lograrlo.

Fabián Estay Con tanto talento disponible, era un dolor de cabeza permanente para Acosta dejar afuera a uno de sus tres armadores. Nelson Bonifacio encontró la fórmula retrasando (para su disgusto) de su posición natural a Fabián Estay, un 10 natural surgido en la Universidad Católica y que en la Selección del 98 jugaba como un 8 muy mentiroso, con tal de crear y armar jugadas de peligro. Su ductilidad e inteligencia le hicieron un inamovible de la Selección por aquellos años. Técnica.

José Luis Sierra La Selección del 98 contaba con tres grandes armadores en su plantel: Fabián Estay brillaba en Toluca, Marcelo Vega había salido de Wanderers para partir a la MLS y José Luis Sierra llevaba los controles de Colo Colo. Y si bien Nelson Bonifacio Acosta siempre intentaba tener a un par en cancha (la ductilidad de Estay le ayudaba) para la hora de la verdad el dueño del balón era Sierra. Como corolario, ese impecable tiro libre que sentenció a Camerún y que le dio a Chile los pasajes para Segunda ronda Mundialista. Zurda de oro.

Ronald Fuentes Chilenita era bueno de a de veras. Tenía cruces certeros, era bueno por alto, salía jugando y purificando la jugada y era firme en la trancada. También brilló en el Mundial del 98 vistiendo la Roja de todos (a pesar de Bucherdeau). Lo muy malo para Fuentes era esa interminable seguidilla de lesiones en ambas rodillas que le quitaron sus mejores años de juego. Aún así, crack.

Nelson Tapia Cabeza de muela (uno de los mejores y peores apodos a la vez) no brillaba ni era espectacular, no volaba de palo a palo, no tenía los reflejos felinos. Pero era sólido, solvente, confiable y cumplía a cabalidad la cita de Renato Cesarini, que decía "Arquero que vuela mucho, arquero que no sabe: está mal parado". A Chile lo podían meter a pelotazos bajo los tres palos, pero la hinchada estaba tranquila sabiendo que Cabeza de muela no iba a arrugar. Uno de los grandes atajadores del fútbol criollo, al lado de Livingstone o Rojas (y Bravo tambien) .

Marcelo Salas Al lado de Zamorano y con el mismo grado de letalidad frente a la portería rival, Marcelo Salas llegó desde Temuco a perforar redes como demente. Primero con la camiseta de la Universidad de Chile, luego (y después de un comentario del Flaco Bilardo "Los chilenos no destacan en Argentina" bajandole el pulgar a su llegada a Boca Juniors) la rompió con la de River y Lazio. La dupla Za-Sa sembró terror por buenos años. Fue la figura chilena en el Mundial francés.

Iván Zamorano La crónica cuenta de que, un día, llegaron dos jugadores, ambos muy jóvenes, a probarse a Colo Colo. El Ojeador (si es que se le puede llamar así) tuvo una respuesta tajante: "El zurdito puede ser, pero el largirucho flaco no tiene nada qué hacer". Ninguno de los dos se quedó. El zurdito era Rubén Martínez, tri goleador de los Torneos Nacionales. Y el flaco largirucho? Ese no fue casi nada, se llamaba Iván Zamorano, fue goleador en todos los equipos en que jugó, Real Madrid incluido, y encabezó la clasificación y la presentación de la Roja de todos en el Mundial de Francia 1998. Del Ojeador, nunca más se supo.

Roberto Rojas El Cóndor era soberbio. No hay mejores adjetivos que describan la grandeza del antiguo golero de la Roja de todos. Es recordada esa figura delgada, decidida, que no importara lo que le tiraran, porque el Cóndor abría sus alas y llegaba igual. Salvadas milagrosas, reflejos afilados, un portero que le dió un nuevo significado a la frase último recurso. De muestra un botón: todos recuerdan esa media volea casi a quemarropa de Mueller. Nadie sabe como diablos llegó.

Hoyos partió bien: bajó las revoluciones del tema Heller - Herrera, dió declaraciones amables acerca del status de equipo grande de la U, se vió su perfil religioso, que iba a ver primero que necesitaba antes de contratar a tontas y a locas, etc. Politicamente correcto le dicen. Ahora, otra cosa muy distinta es con el buzo puesto.

Jorge Aravena La potencia del temible Mortero lo hizo pasearse en varios clubes de jerarquía. Pero cuando todos pensabamos que el 10 cruzado rompía con todo, sacó esa obra de arte, el gol imposible a Uruguay, demostrando que esa zurda tenía dinamita a mil, pero también un guante de fina seda. Mortero era cosa seria.

Juan Carlos Letelier En una época llena de defensores rudos, sucios y brígidos, Lete se daba las mañas para pasar, marcar y comerse de paso patadas salvajes y criminales. Tuvo que enfrentar varias veces a los criminales defensas uruguayos, quienes no le hacían asco a dar leñazos como para romper una columna. Recibió en silencio, sin quejarse, como hombre y no terminó fracturado por obra y gracia de qué milagro. Pero siempre se vengaba a punta de goles. Para la historia, esos 2 goles en la boleta que Chile le encajó a la verdeamarelha en la Copa América del 87.

Gustavo Moscoso Un jugador correcto, empeñoso, habilidoso y despierto, su gran inteligencia le permitió convertir un golazo en el Mundial de España. El Tavo figura en el puesto 47 en la lista de los mejores 50 goles de la historia de los Mundiales. Y a Alemania más encima. No cualquiera la hace.

Miguel Angel Neira Fideíto es otro gran olvidado en la historia de la roja. Rápido, técnico y cerebral a la hora de tirar el pase, también contaba con la fuerza para burlar rivales y convertir goles. Un crack de la vieja escuela.

Lizardo Garrido El Chano Garrido corría mal, era alto y desgarbado, no pintaba bien: pero era una fiera a la hora del marcaje. Y como líbero, era de una técnica superior. Fino y elegante, impecable en los cruces, es otro de los grandes centrales de la historia de la Roja, injustamente eclipsado por la jerarquía de Don Elías y la impronta de El Mariscal Quintano.

O es Usted muy joven, colega, o solo ha visto una generación de jugadores. Jugadores como Elías Figueroa, Alberto Quintano, Jorge Toro, Carlos Reinoso u Osvaldo Castro sí eran astros internacionales y poco y nada tendrían que envidiar a los de esta generación. Por no nombrar a Livingstone, Hormazabal, los dos Prietos, Valdés o Leonel Sánchez.

Mario Osbén Valla invicta en las clasificatorias rumbo a España 82. Manos salvadoras, reflejos felinos, carisma desde el arco, voz de mando, presencia. El apodo del Gato Osbén nunca estuvo mejor puesto. Un ídolo.