Blade Runner

Sergio Ahumada Detrás de Caszely y de Véliz, el tercero en discusión era Sergio Ahumada. Una pena de que el mundo olvide a este pedazo de crack, ya que el recordado Negro era tan efectivo como sus compañeros, juntando el barrio del Chino con la velocidad del Pollo. Jugadorazo por donde se le mire.

Leonardo Véliz Los desbordes a mil eran el sello de calidad del Pollo Véliz. Un jugador de juego sencillo, efectivo y sobre todo, de ritmo endiablado. No había como pararlo, solo a la mala detenían sus embates.

Carlos Caszely El Rey del metro cuadrado no necesita mayor presentación. Un relojito a la hora de marcar goles, constante y efectivo, el Chino Caszely hizo historia de la buena con sus buenas actuaciones. Por más que se le recuerde por el penal vs Austria, el hecho es y sin lugar a dudas, que Caszely fue uno de los cracks de verdad en la Roja de todos.

Guillermo Paéz El Loco Páez quizás no brillaba tanto, en parte por la calidad de Chamaco Valdés y la técnica de Carlos Reinoso. Pero alguien debía recuperar y hacer el trabajo más sucio, y el Loco lo hizo a la perfección. Inagotable e incansable, Paéz gustaba de entregar balones limpios de marca a sus compañeros para que armaran mejor las jugadas. El mejor volante de quite de la historia de Chile. Por masacre.

Carlos Reinoso Otro pedazo de jugador que formaba un triángulo de lujo junto a Chamaco Valdés y el Loco Paez; Técnica exquisita, de los mejores pies que ha dado el suelo chileno. Brilló de tal manera en el fútbol azteca, que fue elegido el mejor extranjero en la historia de dicha liga. Un CRACK con mayúsculas.

Mario Galindo El Pavo Galindo también llegó desde su natal Punta Arenas para demostrar como se debe jugar a la pelota desde la banda. Sucesor natural del Fifo Eyzaguirre, corría con balón dominado, desbordaba lanzando precisos centros o derechamente haciendo la diagonal y pateando al arco como un autentico 9. Y volviendo para defender a ultranza su posición. Y siempre, con su marca de calidad, esas medias abajo que entraron a la historia. También era muy guapo: la tendencia natural del Pavo de irse hacia arriba lo hizo uno de los defensores más salvajemente golpeados que se recuerde. Se hacían una carnicería con él. Pero nunca dejó de subir firme y derecho.

Alberto Quintano Muralla. Mariscal. El impasable. Que otro apodo se le podía decir? Junto a Figueroa, los más grandes centrales del fútbol chileno. Una figura indiscutida.

Osvaldo Castro Se dice que Castro, desde niño, entrenaba su archiconocida potencia frente a los muros de su ciudad natal. El inmortal Pata Bendita tenía potencia suficiente como para dejar desparramados o inconscientes a los defensas de un tiro libre. Ponerse en la barrera podía ser traumático para aquellos que se atrevían a desafiar la potencia del nortino. Un periplo por varios clubes lo llevó a Mexico donde la leyenda de la Pata Bendita adquirió otras alturas, como Don Elías en Brasil. Pata Bendita vive hoy tranquilo, feliz, quizás poco recordado en Chile pero idolatrado en tierras aztecas. Y con un registro de goles por la roja que causa asombro.

Francisco Valdés No importa a quien le pusieran, ni lo que le hicieran: Chamaco pasaba igual. Y se daba maña para marcar, con clase, picardía y mucho barrio de por medio. Alegre, auténtico, sincero y cercano, la grandeza del gran Chamaco Valdés se vio en su funeral: apoteosico, lleno de gente que olvidó camisetas y rivalidades, para despedir a una leyenda. Eterno.

Ruben Marcos Un guapo con gran calidad y otro de los más aguerridos y bravos jugadores que se haya vestido la roja, junto al Chato Subiabre: El Siete pulmones azul Rubén Marcos no se achicaba ante nadie, si le daban una, la tragaba en silencio y repartía 10 de vuelta y hay varios capítulos célebres dónde el osornino brindó capítulos de hombría en la Selección y en su club (Célebre el pugilato con Emilio Cococho Alvarez, en semifinales de Libertadores: Marcos estaba lesionado, pidió entrar solo a buscar al fornido defensor que a punta de chuletas había achicado al Ballet Azul: los echaron a ambos y ganó la U). Cuando Marcos jugaba, los resultados eran positivos. Y si no lo eran, las derrotas se vendían muy, pero muy caras. Fue si duda, la figura de Chile para Inglaterra 1966. Otro a quien no le venían con hueas.

Elias Figueroa Unánime: Don Elías es el mejor jugador de la historia de Chile. Bravo en el mano a mano, impasable por arriba, de excelente ubicación, capacidad de lectura y anticipación del juego, dueño de una sangre fría que le permitía tirar túneles en plena área chica propia, dejando en evidencia que a Don Elías le importaban una raja ni el corazón ni la salud nerviosa de sus propios hinchas. Había que ser bien hombre y tener las pelotas bien puestas para enfrentar en soledad la imponente figura del Gran Capitán de la Roja. En Brasil su figura es reverenciada con fervor religioso, donde la leyenda y el mito lo aporta el inolvidable Gol Iluminado; En Uruguay, cuando lo querían vender, la hinchada amenazó con quemar su sede. Testimonios de grandeza del enorme central chileno.

La tragedia sigue golpeando a la familia de Carrie Fisher. Debbie Reynolds, la madre de la desaparecida actriz, falleció el día de hoy, a tan solo un día de fallecida su hija. Según sus círculos más cercanos, el stress de la muerte de su hija fue demasiado para la veterana actriz, protagonista de uno de los clásicos más brillantes de la historia del cine, como es Cantando bajo la lluvia.

Leonel Sánchez El Gran Leonel, en una sola jugada, demostró su temple y grandeza: ese imposible tiro libre en Arica, dónde dejó impávido a la legendaria Araña Negra Lev Yashin. Una carrera llena de logros y méritos, pero una jugada que entró a la inmortalidad. Carisma y guapeza.

Jaime Ramírez Pirulo II también brilló con luz propia en el Mundial criollo. Marcó goles, fue figura y el premio fue su fichaje en clubes como Racing, Espanyol o Granada. En España la vieron clara: lo bautizaron como Superclase.

Jorge Toro Don Jorge. Así de sencillo. Capitán del 62 en el decisivo partido frente a Yugoeslavia, colaboró con goles y jerarquía en la obtención del logro chileno. Antes, dió muestra de bravura al superar a la defensa italiana y marcarle en la recordada Batalla de Santiago. Su carrera como jugador fue extraordinaria. Primer jugador chileno en jugar en el Calcio Italiano. Y lo hizo perfecto. Nada más que agregar. Un CRACK con mayúsculas. Junto a Cua Cua y a Reinoso, los mejores pies del fútbol de Chile.

Eladio Rojas El Bombardero de Tierra Amarilla merece un lugar de los más destacados por su garra, temperamento y ese gol inolvidable a Yugoeslavia que permitió que Chile obtuviera ese 3 puesto en el Mundial criollo. Debiera tener una estatua en más de alguna plaza o a la entrada de un estadio.

Luis Eyzaguirre Reconocido como un adelantado a su tiempo, Fifo Eyzaguirre era un lateral que bien se lanzaba al ataque con claridad y velocidad, como listo para retroceder y defender del modo más fiero. Un genio que, como reiteramos, se adelantó varios años al progreso del fútbol moderno.

Misael Escuti El Mundial 62 fue el momento más alto en la carrera del Ciego Escuti. Jugó todo el Mundial, fue uno de los buenos en su puesto y se ganó el cariño de una hinchada que lo criticó en su minuto, pero que también supo valorar el aporte del golero colocolino

Jorge Robledo El gringo Robledo llegó desde Newcastle para modernizar Colo Colo primero y a la Selección después. Un soplo de aire fresco, aportando características más británicas de cabezazo y resistencia a la idiosincrasia futbolera criolla. Potencia pura.

Fernando Riera La grandeza de Don Fernando Riera como DT oculta su enorme calidad cómo jugador. Técnico, habiloso y dotado de buen pie, el futuro estratego también jugó en Brasil 50 y brilló con luz propia.

Andrés Prieto El Chuleta grande llegó desde la UC para darle ese toque de elegancia típico de los realmente grandes jugadores del club de la franja. Chuleta se comía la cancha, literalmente. Dejó una buena impresión en lo que jugó la Selección del Mundial carioca, aparte de uno de los goles del 5 a 2 sobre USA.

Attilio Cremaschi Los que lo vieron jugar juran que tenía cosas del gran Mané Garrincha: el dribling, la velocidad y sobre todo, el correr con la pelota pegada al pie. El chico Cremaschi (también le decían Gringo y Tano) venía desde Magallanes para despuntar en Unión Española primero y luego en la Selección del Mundial del 50. Rápido, veloz y habilidoso hizo dupla en delantera con Robledo en el mundial del 50. Convirtió un hattrick en la victoria chilena 5 a 2 sobre USA. Un crack de verdad.

René Meléndez Pampino era un jugador fino, muy cerebral, dotado de una técnica superior. Jugó por Chile en varias oportunidades, siendo quizás su momento más memorable el aportar con uno de los goles en la primera victoria chilena sobre Brasil 4 a 1. Es el jugador más importante en la historia de Everton de Viña del Mar dónde aún se le recuerda como el jugador que ganaba partidos solo y se echaba al hombro a su equipo.

Sergio Livingstone El glorioso Sapo Livingstone. Que más? El mejor arquero de la historia del fútbol criollo? El mejor jugador de la Selección? Puede que sí. Para ambas votaciones, el nombre del legendario portero de la roja de todos va a estar en la papeleta. Carismático y seguro, conjuraba boletas con su sola presencia e infundía respeto como sólo los grandes saben hacerlo. Los paraguayos también lo sacaron en andas, producto de una de sus descomunales actuaciones.

Enrique Hormazabal Hasta la aparición de Elías Figueroa, era Cua Cua Hormazabal el indiscutible número uno en la historia del fútbol chileno. Técnico y habilidoso con el balón, uno de los mejores pies que dió Chile, junto a Toro y Reinoso. Y muy famoso por sus travesuras fuera de la cancha.