Blade Runner

Si el rock tuviera una biblia, el disco debut de los cuatro feos de Queens, el célebre "Ramones", serían los cuatro evangelios juntos, así, todo en uno, del punk. Y es que a 40 años de su lanzamiento, "Ramones" envejece bien, rebosante de energía, alegría y felicidad, cuando la banda de New York era una familia feliz, cuando las rencillas estaban lejos de comenzar, cuando sus integrantes luchaban con todo para salir adelante...Todo hace 40 años ya y sin ninguno de sus integrantes originales vivos para festejar este cumpleaños. Seymour Stein, el visionario productor que les dió su oportunidad a Johnny, Joey, Tommy y Dee Dee, decía de aquellas épocas "Los Ramones entraban con casi nada de presupuesto al estudio y aún así les sobraba dinero. Si no salían del estudio con uno o dos temas terminados, se sentían avergonzados: pensaban que nos podíamos molestar con ellos". Grabado con unos muy módicos 6.000 dólares (y en tan solo una semana), en comparación con los megapresupuestos que se farreaban los grandes grupos de la época, el debut ramonero sigue dando generosos réditos a la industria, la que alguna vez le dio la espalda, y a sus incondicionales fans, que compran una y otra vez este querido disco, los cuales a cada nota sienten la alegría y la dicha de una banda que no defraudaba y que te daba satisfacción garantizada por el mínimo precio de una entrada. Y es que es un disco sencillo, único, irrepetible. A pesar de su aparente sencillez, Ramones tenía una visión que, con el tiempo de por medio, le daría la razón a los de Queens. Dicho de otro modo, Malcolm McLaren la vio clara años después: le llamó punk, les robó la imagen y facturó por millones. Los de New York tuvieron que dejar la vida y la piel en cada uno de sus 2.263 conciertos, a lo largo de 20 años de carrera, único medio disponible para obtener un retiro medianamente decente. Arturo Vega, el amigo diseñador de Joey y Dee Dee, y creador del famoso logo de los Ramones la tenía clara: Cuando Joey le sugirió poner manzanas en la rama de olivo, Vega le dijo "Entiendo: quieres decir que los Ramones son tan americanos como el pastel de manzanas" a lo que Joey respondió: "No, lo decía porque las manzanas son muy ricas". De eso se trata el punk, reflexionaba Vega: de simplificar muy bien las cosas. Joe Strummer, el fallecido líder de The Clash, decía: "Cuando vinieron a Londres, llenaron todo: fuimos a verlos, junto a los Pistols y no nos dejaban entrar. Joey sacó la cabeza por la ventana del camarín y nos dijo: Bueno, muchachos, métanse por acá. Así fue cómo conocí a los Ramones: mientras me ayudaban a meterme en su camarín a través de la ventana para poder colarme en su concierto. ¡Eso sí que es punk rock!". Los Ramones, haciendo escala humana, entraron por la ventana a ambas bandas: Strummer y The Clash les cayeron de perillas, no así Rotten. En un simpático gesto de bienvenida a lo Ramones, Johnny le meó su cerveza. Seguía Strummer: "Era algo veloz, fuerte, preciso: no terminaba un tema y ya Dee Dee gritaba que venía el siguiente. Y no terminabas de sacudirte y te bombardeaban con el próximo. Fue una epifanía: las canciones no duraban tres minutos, había que ser inmediato. El mensaje era claro: "Estas personas están ocupadas, tienen cosas por hacer!!!" Era que no: el disco dura tan solo 29 minutos, no le alcanza siquiera para la media hora. Pero...Qué 29 minutos! Editado en abril del 76, tiene de todo: velocidad, rabia, ira, ternura, con Joey escupiendo lo que quiere "I Wanna Be Your Boyfriend", "Now I Wanna Sniff Some Glue", y lo que no, "I Don't Wanna Go Down to the Basement", "I Don't Wanna Walk Around With You", secundado por la motosierra eléctrica de Johnny, el bajo barribajero de Dee Dee y una batería surf de Tommy. Un caos glorioso para el desmadre perfecto. La gira por Reino Unido fue el paraíso para los de Queens. El hágalo Ud. mismo que pregonaban los Ramones sirvió lo suficiente para que aquellos semidioses fueran reverenciados por sus pares británicos. También resultó en USA: la escena de New York floreció bajo la sombra de los Ramones, quienes dieron el empujón de salida a bandas tan dispares como Television, Blondie, Talking Heads e incluso Patti Smith. El disco vendió casi nada, pero aquellos que los compraron tomaron su desafío como un llamado a empuñar armas. La revolución nunca sonó tan sencilla. Y por eso, de cuando en cuando, escucho este disco completo: porque, por tan solo 29 minutos, uno siente que Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy vuelven a la vida. Joey Ramone: "Los Ramones son y serán una banda de puta madre. Aún nos escucho en el stereo y sonamos fabulosos. Y ahí estaremos siempre! Cuando necesites que te levanten el ánimo, con una buena dosis de rock!" Gracias por todo, Ramones.

Siempre me pregunto cual es la gracia de este local. Vez que paso, es de una fomedad increíble. Quizás a alguien le salta la liebre, pero lo que es a mí, nada.

Consultas estimados, que onda este CCP? No estoy seguro de haber pasado en alguna de mis andanzas. Si es hard, porfa, la info por MP

Para mi, Alizon de Lek es insuperable, recuerdo el momento ... Verla pilucha fue una epifanía!

http://www.omicrono.com/2016/06/condones-irrompibles/ Les dejo este link, hablando de condones. Se ven la raja. Otra cosa es que sean tan eficientes como dice la propaganda.

Hace rato preguntaba si alguien sabe del paradero de Paulina, ex Rio y Ali Amunategui Si alguien sabe, que se raje con la info

Puta que son como las weas con el Pocoyo, jajajajajajaja!!!

A la Carola del Rio le pagaba eso y más. La última vez que fui estaba mucho más rellenita. Una pena porque en su mejor momento era un cuerazo de mujer. Y tiene un rostro precioso.

El fin de una novela. Directivos autorizados del FC Barcelona aseguraron que existe un acuerdo entre el Club Culé y el equipo ciudadano para que Claudio Bravo vista la tricota de los celestes de Manchester para las próximas tres temporadas. De hecho, se comentó que tras la goleada del Barca ante el Betis, Bravo retiró sus efectos personales del camarín blaugrana y se habría despedido de sus, ahora, ex compañeros de equipo. Luis Enrique expresó públicamente que Ter Stegen sería el titular en Liga y nunca dejó del todo claro cual sería el rol de Bravo dentro del equipo culé. Sea como fuere, resulta una decisión, cuanto menos, contorversial. Porque, con Bravo en cancha, el Barcelona ganó casi todo lo que jugó; Porque Ter Stegen, siendo un buen arquero y joven, nunca dió el ancho para vestirse la casaquilla blaugrana, es más: las veces que jugó, fueron frecuentes los errores del portero alemán, en especial, los muy evidentes con su escaso juego de pies. El argumento principal apuntaría a la juventud y futuro de Ter Stegen, pero a la vez, el Barcelona tiene la inmediatez de ganar y de no experimentar con un portero inexperto, por lo cual dicho argumento pierde toda validez. En Selecciones, las comparaciones están demás: Ter Stegen es, como mucho, segundo portero del Seleccionado Alemán y no ha jugado mucho, Neuer es titularísimo, y las veces que jugó el barcelonés, se comió pifias monumentales. Lo salva, en gran medida, tal como en Barcelona, que el arquero se puede comer dos o tres goles, porque sus compañeros harán siempre uno más. Bravo, entre tanto, es Capitán, titular y emblema de una roja que ha ganado dos Copas Américas de modo consecutivo y con grandes actuaciones del meta de Viluco. Las informaciones apuntan que el recambio de Bravo sería Casper Cillesen, portero holandés del Ajax. Lo cual, es otro dolor de cabeza para Ter Stegen, ya que Cillesen es portero titular de la Oranje, porque es joven y muy maduro para el puesto, y porque posee un juego de pies envidiable. Lo cual enviaría, de nuevo, al alemán al banco. Además, la cosa no termina ahí. Lo primero es que, con todo, en el plantel está enrarecido por una salida inexplicable de un arquero confiable, en detrimento de uno que apenas juega. Pero lo que les llama la atención es que la veteranía de Bravo y esa tranquilidad que despliega en cada minuto, es muy lo contrario a las quejas públicas de Ter Stegen. El alemán, al hacer tan pública su molestia, se ganó las malas caras dentro del camarín culé. Y de hecho, es un misterio como reaccionara el camarín cuando llegue Cillesen. Para finalizar, en la hinchada se siente la partida de Bravo, pues aparte de ser un portero ganador de partidos, también parte, por tres temporadas, a potenciar a un oponente de peso para, por ejemplo, la Champions League. Guardiola no solo lo espera con los brazos abiertos, sino que ya es un hecho que Bravo sería titularísimo en los encuentros del Man Blue. Quizás, hasta Capitán. Y Joe Hart tendría todo convenido para partir al Everton, ya que Pep cuenta más con Caballero. En resumen, un equipo candidato que vende un portero confiable a otro equipo igual de candidato. La edad de Bravo no es el tema, ya que el Manchester City hace la lógica, ya que los partidos se ganan desde el arco. Y el Barca se queda con flor de problema. Si no funciona Ter Stegen, podrá Cillesen con la presión? Excelente que Bravo se vaya al elenco citizen. Va a jugar más, va a ser respaldado y va a contar con el apoyo de DT, dirigencia e hinchada. Y me pregunto...Cual será la postura de Messi al respecto? Mal que mal, la pulga golpea la mesa y los dirigentes se mean. Preguntenle a la Afa, preguntenle al Barcelona...

jajjaajaa que manera de racagarme de la risa, este topic es de los mejores de la K

Los de verdad? Natalia Ducó (Top 10 en dos olimpíadas) Tomás González (lo mismo que la anterior) Bárbara Riveros (consagrada y reconocida a nivel mundial) Ricardo Soto (gran proyección en tiro con arco) Erika Olivera (5 maratones terminadas en 5 olimpíadas) El resto? Challa y humo. Nada más.

El Padrino (1972) La historia de la Familia Corleone merecía una mano como la de Francis Ford Coppola. Un filme lleno de altos rendimientos, partiendo por el inolvidable rol de Marlon Brando como Vito Corleone y el de Al Pacino como su hijo Michael, su sucesor como Don de la familia. Dio para dos filmes más, el segundo tan inolvidable como el primero (e incluso mejor) y un tercero que se salvó con lo justo.

Blow Up (1966) Sería una pésima idea hacer un remake de este filme. No solo por lo notable del logro, sino porque es una mirada profunda y en el momento de los años sesenta. Lo más destacado en la carrera de Michelangelo Antonioni.

2001: Odisea en el Espacio (1968) Otra de Kubrick. Hay muchas maneras de describir este pedazo de película, pues cada persona la puede apreciar desde su perspectiva. Un viaje por la historia de la humanidad como solo un maestro lo podía hacer. Y más encima, el comienzo de la ciencia ficción como alternativa cinéfila respetable. Un clásico.

Taxi Driver (1976) Scorsese y De Niro. De fondo, New York. Detrás, la desalmada locura de Travis Bickle, De Niro en otro de sus roles absolutos. Un filme que no deja de sorprender a 40 años de haber sido estrenado. Otra de las cumbres de Scorsese.

El Resplandor (1980) Stanley Kubrick en su apogeo: el gran director dirigió este filme que, si bien no fue tan respetado en su momento, a cada minuto gana adeptos, ganandose el status de filme de culto. Jack Torrance (el más desiquilibrado Jack Nicholson) convierte un trabajo relativamente tranquilo en un viaje lleno de horror y crímenes. Miedo puro condensados en dos horas y 24 minutos de duración.

Apocalipsis Ahora! (1979) Francis Ford Coppola dirigió este soberbio filme con pulso firme. No tenía otra. La película es un viaje sin retorno hacia los miedos externos e internos hasta el punto que resulta imposible diferenciar dónde comienzan unos y dónde terminan otros. Más encima, Martin Sheen casi se le muere ahí mismo, de un infarto cardíaco: lo salvaron por los pelos; Y el odio que sentía Marlon Brando hacia Dennis Hooper no lo ayudaba, al punto que cuando filmaba Brando, Ford Coppola se aseguraba que Hooper estuviese lo más lejos posible. Todos sus esfuerzos dieron como resultado un filme magistral, que no hay que remakear.

Buenos Muchachos (1990) Martin Scorsese debió ganar el Oscar con este pedazo de filme. Desde la primera frase de Henry Hill (interpretado por Ray Liotta, a quien nunca más se le vió tan rotundo) "Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón, quise ser un gánster" este filme destila ferocidad. De Niro y Pesci vuelven a estar notables, demostrando lo que es ser una pareja realmente grande de muy capacitados actores, ya que elevan y le suben de un tirón el listón de calidad a la película.

This is Spinal Tap! (1984) El filme de Rob Reiner bromea con las aventuras del grupo más parodiado de la historia. Guiños y muescas por delante y detrás de la historia del rock. Todos los actores la rompen y lo mejor de todo es ver que detrás de una comedia disparatada se oculta una verdadera declaración de amor hacia la música.

Toro Salvaje (1980) La historia de Jake La Motta es otra cumbre que no puede ser revisada. El ascenso, el estrellato y la caída de La Motta fueron soberbiamente interpretadas por un Robert de Niro en plena capacidad. Acompañado por el fiel Joe Pesci, este filme hay que verlo mínimo una vez al año. Enorme y tremendo.

En estos días, la industria del cine arde por sus cuatro costados. La polémica que gira alrededor del inminente estreno de Ben Hur versión 2016, se ha decantado en una guerra de disparos de ida y vuelta ante colosal atrevimiento. Y es que el original de 1959 y que lleva la brillante firma de William Wyler se consideró, por muchos, como un filme sencillamente perfecto. Y en todas sus líneas, sencillamente, este Ben Hur no falla. Desde Charlton Heston a Stephen Boyd, desde Jack Hawkins a Hugh Griffith, desde la fotografía de Robert Sturtees hasta la música original de Miklos Rosza, todo en Ben Hur es de altísimo calibre. Por no nombrar a la historia de Lewis Wallace y la magistral lección de como se debe filmar una película, hecha por Wyler. Por eso, Ben Hur de 1959 miraba desde arriba a las demás super y mega producciones que osaban acercarse a su reinado como filme absoluto. Lawrence de Arabia y Gandhi, por ejemplo, andan por ahí cerca, pero Ben Hur seguía incólume, con ese velo lleno de gloria y majestad, única e intocable...hasta ahora. Porque Metro Goldwyn Mayer, sin saber bien porqué creo yo, dió luz verde para que su filme fuera tratado por manos de la era digital. El director elegido fue Timur Bekmambetov que tiene poco historial y nada muy destacable. Jack Huston está en la piel de Judá Ben Hur y Toby Kebell las hace del Tribuno Messala. Ambos son jóvenes y promisorios actores, a los cuales les falta aún los estándares de calidad de Heston y Boyd. Kebell se quejó de buen humor que en la escena de las cuadrigas se lesionó un dedo que tuvo que ser infiltrado. Alguien le dijo al bueno de Toby cuantas veces estuvo a punto de matarse Stephen Boyd para esa misma escena años atrás??? El hecho es que, como aún no la he podido ver (y sin duda lo haré, aunque sea solo para hacerla chucha en este magno foro), me salta en la cabeza aquellos filmes magistrales que ojalá no sean revisitados. Con Ben Hur la cagada ya está hecha. Espero que no toquen por ejemplo, a... Midnight Cowboy, Perdidos en la noche (1969) El alto y fornido Joe Buck (un impresionante Jon Voight) y el enfermizo y débil "Ratso" Rizzo (un descollante Dustin Hoffman) son dos seres marginales, que sueñan con algo mejor, pero que saben de antemano que jamás lo tendrán. La historia es una suma de caídas, reveses, dolores, golpes y esperanzas de un par que solo pueden sobrevivir en la gran manzana. Una historia sucia, imperfecta, inestable pero enormemente cálida, encantadora y emotiva.

Jeff Buckley cumplió esa premisa que dice que el artista debe morir joven y dejar un bonito cadáver. Bueno, a medias. Jeff se fue joven, pero lo que se pudo encontrar de su cuerpo estaba en tal mal estado (tras ahogarse en mayo de 1997 en Tennesse) que solo pudo ser identificado por un piercing que el cantante tenía en el ombligo. Y era una pena, pues Buckley dejó en vida solo este disco, Grace, que fue hecho a conciencia y con la dedicación que Buckley ponía en todas sus cosas (todo lo demás son discos póstumos y a los cuales le falta la mano de Buckley). Pero es un disco salvaje, emotivo, tremendo, una de las grandes cumbres de los 90 en forma unánime y que es el unico registro de todo lo grande que pudo haber sido Jeff. Jeff Buckley arrastró en vida el enorme peso de haber sido hijo del gran Tim Buckley quien, como él, también se iría demasiado joven a los 28 años. Los genes eran evidentes: los Buckley eran físicamente poco parecidos, pero en rostro eran iguales; el rango vocal, en ambos casos, era milagroso; y la calidad de Tim y Jeff están fuera de duda. Pero en eso morían las coincidencias. Jeff, hastiado de ser comparado siempre con su ilustre progenitor, se aburrió de aclarar que el único recuerdo que tenía de Tim era unas horas viendo dibujos animados. Luego, los Buckley no se verían más. El aprendizaje musical de Jeff quedó en manos de su madre y de su padre adoptivo, quienes introdujeron a Jeff en toda clase de música, las cuales se verían reflejadas en la ambición desmedida de Grace. Pero Tim Buckley, aún muerto, haría algo decisivo en la vida de Jeff: para un concierto de recuerdo de Tim en New York, la producción del evento convenció a Jeff de asistir y cantar un par de canciones. Dejando claro que Tim Buckley tenía un hijo, pero al parecer no lo sabía, Jeff se jugó la piel en esas dos canciones. Sería suficiente, el embrujo Buckley había funcionado de nuevo. Las mismas herramientas que le dieron a Tim sus momentos de gloria se repetían en Jeff, solo que con los agregados de la simpatía, el carisma y la humildad de Jeff. Todos los esfuerzos de Buckley se reflejaron en la enorme calidad de Grace: las melodías son formidables, las canciones como soles, la elegante voz de Buckley abarca todas las notas y todas las emociones, mientras te desgarra por dentro. La voz temblorosa de Buckley no deja de transportar al oyente a viajes enloquecidos, llenos de delirios febriles, profundos precipicios, en un viaje de ida y vuelta lleno de soledad, tormento, pasión y muerte. Puede resultar extremo para el oyente casual: pero el drama extremo era la esencia del arte de Jeff Buckley. Canción mortal: Last goodbye. Un comienzo de blues, pasa por el soul, guiños al grunge y una voz que suena decididamente abandonada. Triste a niveles insoportables. Canción mortal (bis): Hallelujah. Jeff Buckley transformó de tal manera el original de Leonard Cohen, que el mismo canadiense afirmaba que la versión de Buckley le gusta más que la suya propia. Y solo armado con su voz ejemplar y una guitarra. Nada más, por la chucha, no usó nada más!!! Canción recontramortal: Grace. Todo lo que buscas está ahí. No importa lo que pidas, Jeff Buckley lo tenía ahí, en ese fino envase. Y los coros finales, con Jeff haciendo lo que quiere con sus cuerdas vocales, son para cortar la respiración. El disco entero es redondo y perfecto. No tiene ni una pifia. Lo cual le pone el lamentable valor agregado de ser el testigo de lo que pudo ser una gran carrera que el destino no quiso. Que hubiera firmado Jeff Buckley, si hubiera vivido 10 años más?

Era 1980. Y The Clash atravesaba tiempos dificiles. El punk no había cambiado el mundo y el cuerpo se pudría sin remedio. Para salvar el espíritu, había que darle un tiro de gracia. Y serían los 4 guitarristas de Londres quienes le darían el disparo de gracia. Las melodías quemaban los dedos de los Clash. Las ganas de experimentar de los músicos hacían otro tanto. Para no perder el espíritu de combate, Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon y Topper Headon tomaron una decisión suicida: el productor de London Calling sería Guy Stevens. El tipo era un anti-productor. Confesaba sin problemas no tener ni idea de música ni de perillas, le importaba una raja, no era lo suyo, él encontraba que la música no importaba, él estaba tras la emoción y la sensación. Cuando Mick Jones quiso tocar piano, le dijo que tocara como Jerry Lee Lewis. Como el bueno de Mick no podía, sencillamente destrozó a hachazos las cuerdas del instrumento. Les prohibió beber alcohol en el estudio, regla que él tenía de uso exclusivo: les gritaba, a botellazo limpio y directo a las cabezas, que solo así despertaría su espíritu dormido y la agresividad de la banda: el álbum completo se grabó de esa manera, con The Clash esquivando botellazos. Como no salía una línea de bajo, arrojó emputecido una escalera que por obra y gracia de qué milagro no mató a Paul Simonon. Todas las grabaciones eran tomas directas, forzando Stevens, entre botellazos y garabatos, a tener encerrados a los Clash por horas y días completos. Las sillas volaban de un lado a otro del estudio sin parar: era el método Stevens para crear tensión permanente que fuera llevado al oído del escucha. Pero Guy tenía oído y buenas manos. Strummer lo había elegido por su pasado en el rock americano y Chuck Berry, además de lo hecho con Traffic y Mott the hoople. Mick Jones sabía que de la mente de Stevens podían apartarse de su imagen de rufianes punk. Topper Headon quería un productor que le dejara estirar bien los brazos y lo dejara hacer algo más que aporrear parches. Y pese que el Clash que peor lo pasó fue Paul Simonon, curiosamente fue el que mejores migas hizo con el productor. Pese a toda la locura, los Clash siempre guardaron respeto y cariño a Stevens, quien moriría poco tiempo después. Y si bien el productor se ofreció para volver a trabajar con él, los Clash, por puro instinto de sobrevivencia, señalaban que no era de momento posible, sin cerrar nunca del todo la puerta. El ambiente de irracionalidad, de tensión, de angustia y supervivencia, es decir, todos los esfuerzos de Guy Stevens dieron como resultado London Calling, un álbum abierto a todas las posibilidades, que jugueteaba con varios ritmos y tonos, pero aún lleno y repleto de ira punk y que demostraba que todos los ritmos podían sonar como rock si se cantaba con la convicción necesaria. Más encima, hasta la portada era salvaje: el estilo y el rótulo de las letras eran muy similares a los del disco debut del rey Presley; Y la imagen de Paul Simonon haciendo bolsa su bajo Fender Precission demuestra la urgencia del momento y la rabia en la convulsionada UK de comeinzos de los 80. Canción Mortal: Train in vain no alcanzó a salir en el disco original, pero los Clash la incluyeron en las reediciones y señalando que la voluntad del grupo era que cerrara su disco. Sonaba tan bien que Joe Strummer ni siquiera quería ponerle letra. Al final, la cantó Mick Jones. Canción Recontramortal: Obviamente London Calling. Puro músculo y nervio llevado a la música. Un tema tan bueno que sirve no solo para bailar, poguear o armar una barricada: hasta sirve para promocionar Olimpíadas. Con London Calling The Clash se escapó del punk rudimentario y amplió sus horizontes musicales los cuales desbordarían tiempo después en el desmesurado Sandinista! . A escondidas de Stevens, tocaron los instrumentos que les negaba su iracundo productor y le cantaron a esa revolución que, como sabemos, nunca llegó. London Calling, su disco menos punk; London Calling, su disco más punk. https://www.youtube.com/watch?v=e_rIxdpWv5s

Este mes hubo mucho estreno para infantes, como La vida secreta de tus mascotas o Buscando a Dory. Agosto se viene mejor, comenzando por Suicide Squad. No me parece que vaya a ser una pérdida de tiempo, por último, para ver a la exquisita Margot Robbie.

Cuando a mediados de los 2000 comenzó la reedición de los discos legendarios de los Pogues, El Reino Unido entonó una sincera disculpa. Era una manera honesta de reconocer que, tras los desmanes, los excesos y las trifulcas, The Pogues eran una auténtica banda de rock a su manera. O sea, bien a lo irlandesa. Porque mientras en varias bandas hay una sola regla para medir la calidad, en The Pogues había dos reglas: uno, el enorme calibre literario de Shane McGowan, el destartalado líder y vocalista del grupo, capaz de los versos más barriobajeros (como en White City), joyas ocultas (como Lorca's Novena o Summer in Siam) o el verso más inspirado para emocionar (como en Fairytale of New York). Y la otra medida era el talante sonoro de McGowan acompañado por ese tremendo combo de músicos que conformaban a The Pogues. Porque Shane no estaba solo: Jem Finer, Phil Chevron, Spider Stacy, James Fearnley, Andrew Ranken, Cat O'Riordan (después Darryl Hunt), Terry Woods, los célebres "Ocho Pogues" podían pasar por todo el amplio arcoiris musical que abarcaban los Pogues con clase y solidez. Porque hay que ser muy seco como para hacer Rock del bueno con acordeón, banjo, flautín irlandés y un sinfín de instrumentos propios del folk celta. If I Should Fall from Grace with God fue el tercer álbum de The Pogues y supuso la consagración de la banda en los mercados. Porque hay de todo y para todos los oídos. Redondito por dónde se le mire, resulta ser el mejor trabajo de una banda que iba rápidamente hacia su autodestrucción, y dónde la nota la dió la expulsión en 1990 de Shane McGowan. Con él se fue la locura y la inspiración. El tiempo sanaría las heridas y hoy los supervivientes de The Pogues giran con éxito de crítica y de público, encabezados por Shane McGowan quien, milagro!!!, después de perder su último diente podrido, se rehizo toda la boca y ahora luce una sonrisa perfecta. Canción mortal: Metrópolis. Un perfecto crisol sonoro que dan ganas de bailar, saltar, azotarse y que simplemente, uno desea que no termine nunca. Tema para abrir el pub. Canción muy mortal: Fiesta. Ambientada en una sabrosa aventura en Almería, España, los ocho Pogues se esforzaron en llevar al pentagrama su particular momento de locura vivido mientras filmaban un Spaghetti Western. Tema para el momento más alto del quilombo en un pub. Canción recontramortal: obviamente, Fairytale of New York. Las voces de McGowan con la tristemente desaparecida Kristy McColl se cruzan para dar vida a una historia, una fábula, un cuento en sí. Toda la basura del mundo puede cambiar en una noche de navidad. Canción para terminar la jornada, abrazarse borrachos, fumar el último pucho y cerrar el pub. Primer gran disco que deseaba comentar. Pronto, se viene otro.