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Hispano88

Turkmenistán

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Turkmenistán es un país ubicado en Asia central. Durante 1991 y 2006 fue gobernado por un tirano completamente desquiciado, llamado Saparmyrat Nyýazow mejor conocido como "el líder de todos los turcomanos".

Este hombre reconstruyó la historia mediante un libro llamado el RUHNAMA que era su propia biblia. Obligó a TODOS los ciudadanos a aprenderse el contenido del libro de memoria.

El tipo enloqueció tanto que mandó a poner su rostro en todas partes. Literalmente en TODAS partes... Podías ver su cara en el té, la comida, el vodka, los canales de televisión e incluso lo veías cada vez que ibas a hacer del baño. Incluso, puso su rostro en todos los billetes...

Por surrealista que parezca, en 1998 un meteorito cayó sobre Turkmenistán... Y Nuestro querido líder decidió llamar al meteorito, Turkmenbashi... Sí, le puso su propio nombre... Lo gracioso es que el líder de todos los turcomanos tuvo la grandiosa idea de llevar a otro nivel el culto a su personalidad. Por lo cual, mando a llenar toda la capital, llamada Ashgabat de estatuas suyas, todas hechas con el material del meteorito. Pero la más famosa de todas, fue una estatua dedicada a la neutralidad, la cual está hecha de una mezcla de oro y material del meteorito... Dicha estatua tiene la forma de turkmenbashi, y fue montada sobre una plataforma giratoria que provoca que al rostro del dictador nunca le de sombra, y siempre reciba los rayos del sol.

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Serdar Berdymukhamedov endurece las reglas sobre la vestimenta y apariencia de las mujeres. Las...

La misoginia del nuevo presidente turkmeno

Serdar Berdymukhamedov endurece las reglas sobre la vestimenta y apariencia de las mujeres. Las medidas recuerdan a las impuestas por los talibanes en Afganistán. Multas de hasta la mitad del salario mensual para los infractores. Muchas mujeres turcomanas empiezan a desafiar las prohibiciones.

Moscú (AsiaNews)- Producen fuerte impresión las medidas de represión de la feminidad que se han impuesto en Turkmenistán en estos primeros días de la presidencia de Serdar Berdymukhamedov, quien gana cada vez más la reputación de “presidente misógino”. No es que el padre, Gurbanguly, ahora presidente del Senado, fuera mucho más complaciente con respecto a los derechos civiles, pero no parecía estar tan particularmente obsesionado con la componente femenina de la población como su hijo de 40 años.

Turkmenistán es un país de amplia mayoría musulmana pero, a diferencia de sus vecinos Uzbekistán y Tayikistán, nunca ha querido adoptar criterios de vestimenta y comportamiento estrictamente coránicos, dando preferencia a las ropas y trajes tradicionales turanios. La ropa de estilo occidental siempre ha estado mal vista, especialmente los jeans azules, así como los hijabs de inspiración islámica. La vestimenta recomendada consiste en un vestido bordado a mano, hasta los tobillos y de manga larga, en tela de colores vivos. En la cabeza, las mujeres deben llevar la “tubetejka” decorada con hilos de colores, generalmente con un pañuelo anudado.

Ahora, las mujeres turkmenas tienen prohibido usar cosméticos, no pueden viajar solas en un automóvil con varones que no sean parientes (y de todos modos deben sentarse en el asiento trasero), ni hacerse cirugía plástica en ninguna parte del cuerpo. Cada día aparecen nuevas restricciones, como si los talibanes de Afganistán estuvieran en el poder, cuando, por otra parte, estos justifican las censuras precisamente haciendo referencia a las leyes coránicas. En los últimos días decenas de mujeres turkmenas han perdido su trabajo o han tenido que pagar fuertes multas (entre 100 y 150 dólares, la mitad del salario medio) por haber infringido las nuevas normas, hasta el punto de que ya se empiezan a temer disturbios y protestas sin precedentes.

También se les ha prohibido la vestimenta "ajustada" en cualquiera de sus formas, no se pueden teñir el cabello, dejar crecer las uñas, usar pestañas postizas ni hacerse tatuajes en la piel o los párpados, una moda que se había vuelto popular entre las mujeres locales. La policía controla todos los lugares públicos y centros comerciales para detener a las mujeres que no cumplen las normas - especialmente en la capital Ašgabat - obligándolas a quitarse la mascarilla de protección del coronavirus (que todavía no se reconoce como una enfermedad extendida en el país), sobre todo para comprobar si hay signos de engrosamiento de los labios.

Algunas personas aceptaron hablar de forma anónima con los corresponsales de Azattyk. Los conductores cuentan que la policía de tránsito los detiene constantemente y que después de las 20.00 horas no se puede transportar mujeres, ni siquiera de la familia, ni en taxis ni en vehículos particulares. Las mujeres tienen prohibido conducir automóviles, aunque oficialmente no es una ley. Por otra parte, todas las nuevas restricciones tienen un carácter "exhortativo", aunque se aplican con una severidad draconiana. El permiso de conducir se concede a las mujeres tras interminables esperas y trámites, y muchas veces se considera que ha caducado incluso antes de la fecha señalada en el mismo documento.

En muchas oficinas las mujeres tienen que firmar una declaración en la que afirman que “si avergüenzo a la empresa para la que trabajo con mi forma de vestir o mi comportamiento, infringiendo las normas en el trabajo o fuera de la oficina, acepto que debo ser destituida del puesto que ocupo". Si no firman, el despido está asegurado, y de todos modos en la entrada se controla el aspecto exterior y los encargados pueden pasar a cualquier hora del día para comprobar que no hay infracciones. Las azafatas de los aviones están especialmente vigiladas.

Las protestas públicas son muy raras en un país tan represivo como Turkmenistán, pero muchos dicen que la paciencia de las mujeres (y de sus compañeros) se está agotando, teniendo en cuenta también la crisis económica que agobia a la población desde hace años. Dos mujeres de la capital se negaron a pagar la multa, enfrentándose a los policías y exigiendo ver la ley que prohíbe la aplicación de pestañas postizas: una nueva era parece haber comenzado en Ašgabat.

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Para la gran mayoría de la población los precios son prohibitivos. Además, para comprar carne y pan, se han...

Continúa la crisis alimentaria en Turkmenistán

Para la gran mayoría de la población los precios son prohibitivos. Además, para comprar carne y pan, se han fijado límites por persona. Los turcomanos deben adquirir permisos de compra de alimentos para poder comer. Por ley, el salario mínimo es de 298 euros al mes.

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Moscú (AsiaNews) - La compra de alimentos sigue siendo el principal problema para la mayoría de la población de Turkmenistán. Los productos más buscados, el pan y los muslos de pollo pueden encontrarse con mayor facilidad, a diferencia de lo que ocurría meses atrás. Sin embargo, los precios resultan prohibitivos, y la gente se esfuerza y recurre a estrategias especiales para comprarlos.

En los comercios de Mary, la segunda ciudad del país, las alitas de pollo se venden a un precio fijo, establecido por el Estado: 16 manats (5 euros) el kilo. El único lugar donde se compran es el mercado de verduras de la calle Mollanepes, en los sótanos. Sólo se venden dos kilos por persona, y el peso incluye el hielo vertido en el contenedor.

Todos los días, desde el anochecer, los habitantes de Mary hacen cola frente al mercado para asegurarse sus alas de pollo diarias, la única carne accesible para las familias. La carne de ternera y buey ni se mencionan. En Asjabad, si uno compra demasiado pan puede recibir una multa de hasta 15 manats (4,2 euros); las familias se turnan para hacer cola en varios puntos de la ciudad.

Como explican algunos habitantes de Mary a Azattyq, "hacen falta al menos tres personas para aguantar la cola de las alitas de pollo, yo voy allí con mi mujer y mi hijo, mientras mi hija de 15 años espera para comprar dos raciones de pan, lo máximo que te dan, salvo que quieras gastar dos manats por una hogaza, entonces te dan todo lo que quieras". El precio estatal de una barra de pan es de 0,5 manats y sólo puede comprarse en la zona donde uno vive. Antes se debe presentar un permiso registrado en la oficina del condominio, por el que también es necesario pagar una tasa.

Los permisos para comprar comida también han aumentado recientemente, y ahora cuestan al menos 10 manats. Para obtenerlos, hay que presentar los recibos de pago de otros servicios del condominio -a menos que se paguen 20 manats, entonces se obtiene inmediatamente el codiciado documento.

Sin embargo, son muy pocos los que pueden obtener todo lo que necesitan mediante el pago de propinas y sobornos. Una familia de Mary contó cómo intentaron organizar el "sedak", la tradicional comida de agradecimiento del Islam, en este caso, por el afortunado regreso de un hijo del servicio militar. Los miembros de la familia hicieron turnos forzados durante una semana, para recoger muslos de pollo hasta reunir casi 14 kilos, para alimentar a todos los comensales. Ningún miembro de la familia probó la carne, que estaba destinada a los invitados.

Las autoridades estatales no hacen ningún comentario sobre las condiciones del suministro de alimentos, que cambian continuamente. Se mantienen un mínimo vital y la escala móvil para los alimentos, pero no se difunden las estadísticas sobre el empleo y los ingresos de los hogares.

A principios de 2002, el salario mínimo se estableció en 1.050 manats (298 euros), la pensión en 410 y el subsidio de desempleo en 390. Sin embargo, quien tiene trabajo se ve obligado a donar parte del dinero a diversas necesidades fijadas desde arriba: trabajos de mantenimiento, transición ecológica, agricultura, prensa oficial, actos públicos y competiciones deportivas.

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En una carta abierta a Serdar Berdymuhamedov, publicada en la prensa local, los representantes de...

Empresarios turkmenos, al presidente: basta de corrupción y nepotismo

En una carta abierta a Serdar Berdimuhamedow, publicada en la prensa local, los representantes de la industria y el comercio denuncian un clima insostenible. "Sólo los parientes cercanos de su familia pueden trabajar libremente". Desde 2018, el cambio del manat está bloqueado. También están bajo la mira los impuestos para financiar eventos y festivales estatales.

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Asjabad (AsiaNews) - En un sentido llamamiento al presidente Serdar Berdimuhamedow, los empresarios de Turkmenistán se quejan de la burocracia, la corrupción y el sistema de sobornos que impiden el normal desarrollo de las actividades comerciales. El documento también fue enviado a la redacción de "Crónicas de Turkmenistán", con la petición de que se le diera la mayor difusión posible.

Los representantes de la industria y el comercio se refieren al clima insostenible que reina en el país y que se debe en gran parte al nepotismo y a las relaciones de privilegio. La propia familia presidencial no es ajena a esta situación, ya que se ha apoderado de los negocios más rentables del país. Por ello, en la misiva se reclama, ante todo, la posibilidad de dirigirse directamente a la máxima autoridad sin tener que pasar por los miles de filtros que impiden la relación directa entre el presidente y las distintas expresiones de la sociedad turkmena.

El pueblo, "es consciente de que usted, como nuevo presidente, tiene la grave tarea de dirigir un país que dista mucho de ser fácil, con sus grandes problemas económicos”. Y no dejan afuera la pandemia, que aunque se niega a nivel oficial, "en todo caso ha causado daños al país por las restricciones en todo el mundo". Incluso antes del Covid, observan los empresarios, "los negocios aquí ya se habían derrumbado, debido a la súper corrupción de los funcionarios públicos", y durante el periodo de la pandemia se impusieron restricciones de todo tipo.

En esta etapa tan difícil, "sólo unos pocos elegidos, es decir, los parientes cercanos (los llamados plemjanniki o "sobrinos") de su padre [el ex presidente Gurbanguly] podían trabajar libremente, vendiendo casi todos los productos de exportación en el exterior a través de empresas ficticias". De hecho, el nepotismo ha despojado a muchos "empresarios honestos", y la arbitrariedad de la casta en el poder "es imposible de medir", por su extensión. También se mencionan los nombres de los "sobrinos-abuelos": "Shamirat, Khakymirat y su padre Annanazar Rezhepovy se sienten los monarcas del país y poseen un increíble capital en el extranjero".

Para hacerse de las materias primas necesarias para producir se exigen enormes sobornos, o se le obliga a uno a ponerse al servicio de los plemjanniki. Es lo que sucede en el complejo industrial químico de Kijanlinsk donde se producen varios tipos de polímeros: está totalmente controlado por la casta. Lo mismo ocurre con el mercado de Materiales de Turkmenistán, donde se negocian los artículos de exportación, y también con varias dimensiones del comercio interno. Sin embargo, las empresas privadas que utilizan polímeros "tienen muchos trabajadores que mantener, por no hablar de los impuestos y servicios públicos que deben pagar todos los meses".

También se quejan de las presiones de los órganos de poder y de las fuerzas del orden (Ministerio del Interior, servicios de seguridad, fiscalías y tribunales) que "no pierden la oportunidad, y utilizan el poder que se les ha otorgado para crear nuevas barreras y acaparar coimas y porcentajes sobre los negocios". Los empresarios, sin embargo, recuerdan que "la iniciativa privada, como demuestra la experiencia de los países más evolucionados, es el verdadero fundamento de la economía, mientras que aquí parece que se hace todo lo posible por hundirla".

Otro problema que se señala en la carta abierta es el tipo de cambio del manat, la moneda local. Respecto a las otras monedas mundiales, el manat "quedó completamente bloqueado en 2018, y hoy todo el mundo hace cálculos basados en el tipo de cambio del mercado negro". Se propone aceptar las reglas de la economía de mercado, dejando que la moneda fluctúe de forma transparente, tanto al alza como a la baja. Los bancos también deberían cooperar, concediendo créditos -hoy, prohibidos- y permitiendo el uso de efectivo dentro de límites adecuados. Sin embargo, hoy en día hasta los cajeros automáticos están inactivos de facto. Debido a la imposibilidad de cambiar dinero, los estudiantes turkmenos que se encuentran en el extranjero no pueden pagar sus estudios, a pesar de todos los esfuerzos de sus familias. De hecho, viven como refugiados, pues incluso las fechas de caducidad de los pasaportes están congeladas, a menos que consigan dar la “propina” a la persona adecuada.

En este contexto, resultan particularmente odiosos los "chareliers", los impuestos adicionales que deben pagarse para sostener los grandes eventos y festivales estatales, a los que todos los estudiantes y funcionarios, así como los empleados de empresas privadas, están obligados a contribuir y participar, "para complacerle a usted y a su familia", escriben los firmantes del llamamiento, "y para evitar las insoportables represalias contra nuestras actividades".

Las empresas privadas no pueden tener más de dos coches (no hace mucho tiempo estaban completamente prohibidos) que las mujeres tienen prohibido conducir. En cambio, los coches de los poderosos, los únicos autorizados a usar colores oscuros y vidrios polarizados, recorren el país a toda hora. Pero lo que sí se ha oscurecido para la mayor parte de la población es la conexión a Internet, y los empresarios piden al presidente y "guardián de la patria" que arroje algo de luz.

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