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Sexorro2

Rubias Versus "rucias"

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Las mujeres jamás entenderán ni aceptarán – hoy menos que nunca – que la importancia que los hombres damos a sus rostros es totalmente relativa. Cuando andamos con la tómbola del kino vacía nos importan la cara de la mujer, su maquillaje, perfume, su pelo, la combinación de su ropa y todas esas mariconadas de mariconcito feminista. En cambio con el kino acumulado nos aflora el macho instintivo cavernario; ahí es el cuerpo de la hembra lo que nos pone la verga como fierro, la ropa es un estorbo y la cara importa sólo para una buena mamada, lanzamos al basurero todos los anteriores detalles de maraco políticamente correcto.

Pero para las damas la cara lo es todo. Y aunque los gustos masculinos son tremendamente variables (como lo prueba la existencia de páginas porno de guatonas mórbidas), hay dos biotipos de hembra que suelen llevarse los mayores aplausos: del cuello hacia arriba las rubias naturales y del cuello hacia abajo las negras. De mi época de putero furioso recuerdo a tres negritas bien negras - de esas que llegan a ser azules de negras - con unos cuerazos porno 100% naturales tan espectaculares que yo acababa adentro de sus tambembes con tanta furia que me llegaba a doler la verga (el condón salía inflado de tanta leche condensada).

Pero como de cara las más bonitas son las rubias naturales, todas las mujeres quieren ser rubias. Y ahí es donde la cagan. La rubia natural se ve bien porque sus rasgos faciales son nórdicos: nariz respingada, pómulos altos, ojos claros. En cambio las morenas que se tiñen rubias suelen tener rasgos redondeados de mujer mediterránea (española) o de indígena americana, que no juntan ni pegan con el pelo rubio. Se ven mal, muy mal, como la típica puta rasca de chinchel de mala muerte.

Cierto es que hay esperpentos como Lady Gaga o Madonna que se ven mal con o sin teñirse, da lo mismo. Pero muchas morenas bonitas se echan a perder tiñéndose “rucias”; ejemplo: Shakira, que como morena era bien monona, pero desde que se tiñe parece un travesti. Por suerte no cayó en eso Salma Hayek, la morena latina más deliciosa que ha pasado por Hollywood. Y tampoco Catherine Zeta-Jones, que en la época de “El Zorro” estaba como para darle hasta por las orejas, al igual que Megan Fox en “Los Transformers”.

Los cambios de color capilar que sientan bien se dan entre rubias/pelirrojas y entre morenas/castañas, o sea colores donde la cara hace juego con el pelo. Los traspasos de un grupo al otro siempre resultan desabridos. (Obviamente hablando desde una perspectiva de kino liviano, porque con erección de kino acumulado da lo mismo hasta si el pelo es verde).

Y hablando de Hollywood, resulta interesante su “racismo” contra las rubias naturales. Como los yanquis necesitan una buena cortina de humo para tapar el constante asesinato de niños palestinos en Gaza, los holdings armamentistas accionistas de las productoras hollywoodenses llevan décadas manteniendo vivo el fantasma de los nazis: en el cine de Hollywood todos los rubios son malos y todas las rubias son tontas; se ha impregnado de un aura maligna todo lo que huela a alemán (a pesar de que los “judíos” asesinados por el psicópata Hitler eran ciudadanos alemanes); entonces si la rubia natural actriz principiante aspira a un papel digno, debe teñirse morena. El resultado final es el reforzamiento de los armamentistas en su chiva de “nosotros fuimos víctimas de Hitler, por lo tanto podemos cometer las atrocidades que se nos antojen y todos aquellos que se nos opongan son nazis”.  (¿Y por qué puse “judíos” entre comillas?: porque son como los autodenominados “mapuches”: no existen; los estudios genéticos globales ya demostraron que casi toda la humanidad es mestiza, salvo las tribus primitivas sumergidas en la profundidad de selvas y desiertos).

Pero volviendo al pelo de las damas, otro cagazo en que suelen caer es usarlo corto, como esas viejas guatonas de la pobla que parecen hombres. Las minas bonitas o de caracho pasable pierden todo su atractivo facial con el pelo corto. Ahora, por alguna razón que desconozco, mi verga se para inmediatamente al ver a una mujer fea de caracho con pelo corto y de contextura corporal delgada pero curvilínea (no la flaca tipo caño); para mi herramienta esa sería el único biotipo de hembra que se beneficia del pelo corto.

En resumen, sugiéranle a la iñora, polola, amiga con ventaja y/o trabajadora sexual regalona que el teñido de pelo lo deje mejor para cuando le salgan canas (que es cuando será estrictamente necesario, porque una mujer canosa es como un hombre con 20 litros de ponchera); y cuando eso ocurra, que elija un tono que no sea grotescamente distinto a lo que fue su pelo natural. (Y que el pelo corto no le sirve a todas). Explíquenles que si no están conformes con su caracho, para nosotros no es nada del otro mundo. Pero como no les van a hacer caso, recuérdenles que para mejorar la imagen hay un solo camino: la infalible combinación de gimnasio y alimentación fome (dejar copete, chatarra y golosinas, aunque duela en el alma), todo o demás es puro hueveo, incluyendo el cambio de pelo. Obviamente si ella quiere seguir ese camino, usted como caballero debe acompañarla en su doloroso proceso, porque no es justo que una mina bien formada se esté acostando con un chancho. 

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Tremendo relato seudo monologo, casi tan largo como El Quijote, pero opinando de moda. Que exquisito el colega, no se que hace en una PAGINA DE PUTAS si debe ser un Adonis con cuerpo esculpido, joven y millonario para criticar a las minas hasta por el teñido (cuando hay minas que no dejan de verse ricas así). Es cosa de gustos, pero para hacer un testamento de este volado criticando el look a lo Maldita Moda o Luciano Brancolli en una página de weones que pagan por sexo, por lo menos hay que tener un cuerpo y pinta tipo Brad Pitt, de otra manera no demostraría más que frustración, ya quefa seguramente ni esas minitas teñidas le aceptan un baile en la disco.

Saludos.

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Ya que su relato habla de alemanes, recuerdo que en un libro que leí relataban las orgias que tenían los nazis en la época de guerra, cómo describían a esas hembras y lo que hacían me daban ganas de vivir esa época y disfrutar esas rubias naturales.

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