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Sexorro2

El Rector Piccardo

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Habiendo pasado ya una década desde su deceso, puedo hoy desahogar este escrito que por años he tenido atorado en los dedos: unas líneas sobre este cura cuyo legado ha sido injustamente sepultado en el sur de Chile.

Sepultado no por política, si no por un cartuchismo hipócrita en torno a las circunstancias de su muerte: como al curita se le quemaba el arroz después del trabajo, contrató a un puto, el puto lo asaltó y en lugar de pegarle la puñalada de carne le pegó la de acero inoxidable.

 

Por este truculento hecho, nunca más se habló de él; toda su obra como formador de ciudadanos fue tapada con tierra.

 

Benedicto Piccardo Olivos, sacerdote no sé si jesuita o salesiano (da lo mismo), recibió la rectoría del Liceo de Hombres A-28 (después re-bautizado Liceo Manuel Montt) luego del golpe de estado del '73.

Y lo recibió como habían quedado todos los liceos públicos del país por la UP: convertido en vertedero de basura, cantina, fumadero de marihuana y con alumnos que bañaban en escupitajos a sus profesores porque el Mineduc revolucionario les había inculcado que había que destruir "el modelo burgués-fascista-imperialista".

 

Cuando yo entré en calidad de espinillento pingüino pajero (año '90), el liceo era ya célebre en el todo el sur por su ambiente de disciplina, civilizador de cumas, donde se inculcaba que la base de la cultura cívica estaba en la responsabilidad, en los deberes más que en los derechos, en no mariconear al prójimo, en no sembrar el caos porque un ambiente de salvajismo termina por convertirnos a todos en bestias.

 

Esa directriz mantuvo al cura Piccardo como rector por tres décadas sin importar los cambios de gobierno:

- lo pusieron los milicos el '74;

- en los '80 cuando la Junta Militar dejó de ser Junta y la dictadura se convirtió en una tropa de ladrones de fondos públicos, lo mantuvieron en su cargo;

- en los '90 la oleada de furiosos concertacionistas sedientos de cortar cabezas de momios tampoco quiso sacarlo;

- y la llegada del primer presidente socialista después de Allende, con el que sus detractores decían "ahora sí que echamos cagando a este cura facho", también lo mantuvo en su cargo.

Porque hasta sus opositores políticos reconocían que era el mejor rector que había tenido ese liceo.

 

Políticamente los ex-alumnos suponemos que era de derecha porque lo pusieron los milicos, pero la verdad es que jamás le escuchamos un discurso político-partidista a favor ni en contra de ningún bloque. Ni siquiera lo escuchamos basurear a Allende, teniendo autoridad para hacerlo por haber tenido que barrer personalmente los destrozos que dejó la UP.

En cambio sí había profesores - de los que destruyeron el liceo durante la UP - que en medio de sus lecciones se deshacían en alabanzas a Jesucristo Fidel y el Paraíso Cubano; y jamás perdieron su pega por eso. (Que alguien se atreva a hacer un discurso derechista en el ex Piedragógico de Santiago... Ahí mismo lo hacen parrillada).

 

Durante su mandato mi liceo mantuvo un permanente tercer lugar en los puntajes locales de PAA/PSU, sólo superado por el Colegio Alemán y el Colegio San Javier (jesuita); y por debajo de nosotros siempre quedaban los subvencionados, los demás particulares y los demás municipales. ¿Con qué recursos nos sentábamos sobre el resto?: sólo pizarra, tiza, papel y lápiz, los que eran efectivamente aprovechados gracias al ambiente de disciplina implantado por Piccardo.

El viejo jamás le pegó un varillazo a nadie; sus castigos físico para los flaites más choros se reducían a sentadillas, tiburones y subir corriendo las escaleras; o sea, "aporreo sin apaleo". El cura inspiraba respeto no sólo por su vozarrón que al gritar hacía tiritar hasta a los matones del curso, si no porque - como hombre culto y carismático - cultivaba un discurso que cautivaba a la cabrería; se le veía no sólo como autoridad si no también como un maestro.

 

Por haber muerto en un crimen homosexual y por haberse destapado en los últimos años que el clero está infestado de pederastas, se podría pensar mal sexualmente sobre Piccardo.

Cierto es que en su vida privada se le quemaba el arroz y que en el folklore local se rumorea que en su época de párroco se afilaba a las solteronas beatas que abren las piernas para recibir una bendición más completa (o sea se gastaba parejo)... Pero JAMÁS vi o escuché ni el más mínimo rumor de que le corriera mano a algún alumno del liceo.

 

Y a pesar de ser cura tampoco vendía la pomada absurda de la castidad hasta el matrimonio; no era un hipócrita. La única vez que lo escuché disertar sobre sexualidad, el mensaje que nos dio fue el de plastificarnos la tula antes de meterla y de apechugar como hombres si embarazábamos a alguna cabra, porque "sólo los maricones se arrancan", maricones no en el sentido de fleto (porque él era uno) si no de cobarde, del huevón que tira la piedra y esconde la mano.

 

Porque ése era el mensaje que nos entregaba en todo lo que comentaba: RESPONSABILIDAD.

Algunos ex-alumnos le hicieron caso en 2/3, otros en 1/3, la mayoría un 50 y 50 %; pero cuando la cagamos tratamos de corregir o compensar el error porque de lo contrario ahí está la voz del cura Piccardo picaneando en nuestras conciencias como el hachazo de un mohicano.

 

Los seis gobiernos de la Concertación que hemos tenido entre 1990 y 2017 han promovido sólo derechos, más derechos, puros derechos, pero ningún deber, porque "este mundo es de los vivos", agarrar es lo único que cuenta.

Esa es de seguro otra de las razones por las que el legado de Piccardo ha sido sepultado bajo una tapa de concreto, porque se basaba en la célebre máxima de Montesquieu: "Libertad es poder hacer lo que se DEBE hacer", todo lo contrario a lo que se propone hoy.

 

Le estoy muy agradecido a este cura. Muchos lo estamos.

 

Que en paz descanse.

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15 años han pasado ya y puta que hace falta gente como este cura, cada año se necesita más, cada vez la huevá es peor.

Responsabilidad, cualidad totalmente ausente en los tres poderes del estado, la convención constituyente, todos los partidos y movimientos políticos de todos los colores, toda la prensa nacional e internacional, el la pobla y el barrio alto, los dereshos tienen convertida a toda la sociedad en un gigantesco océano de mierda. 

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