Había un par de chicas que trabajaban en un piso bajo, las dirigía Angélica, una señora muy conocida en Chillán que ahora tiene un local en la calle 18 entre Itata y Ecuador. Siempre hay mucho tráfico y es bastante incómodo de visitar si te hacen esperar. En ese momento, hace muchos años, la puerta siempre estaba abierta y sin guardia.