Hola! Soy bastante novato en esto. No había hecho reportes, porque sentía que no tenía parámetros, pero la atención de hoy lo vale.
Nombre: Ana Paula
Edad: 24 calculo
Internet: Sexosur
Costo: 30 la media, 50 la hora
Nacionalidad: Paraguaya
Ubicación: Chilla, Itata
Lugar: Piezas en un pasillo largo
Conserje: Atiende ella
Fono: El de la página
Horarios: Me dijo que hasta las 12
Comunicacion: Por whatsapp, me respondió ella sin predeterminado
Notas servicio: 7,0
Nivel de Empotamiento= 200%, me casaría mañana
Estatura: 1,65
Contextura: 6,5 Le bajo sólo por no ser fitness, tiene un rollito pequeño de todo mi gusto
Cara: 6,5 Muy bonita, rasgos finos.
Nivel de Photoshop: 10% Yo diría que las fotos en las que se nota photoshop en la cara son sus peores fotos.
Trato: 7,0 Callada pero simpática y risueña
Besos: Muchos en el cuerpo. No busco en la boca, pero cuando pensó que lo iba a hacer, me dijo que prefería que no porque estaba resfriada.
Tetas: 6,5 Le chantaría el 7 por lo maravilloso que es encontrar unas tetas tan grandes naturales, pero son caídas y con algunas estrías.
Culo: 6,0 El punto bajo, sin ser malo. Lo compensa con las caderas.
Pussy: 6,9 Impecable, deja tocar. El 7 lo tendría si la depilación fuera más al ras
Mamon: 6,0 No soy fan del mamón con condón, pero no estuvo nada de malo. Es atenta a ver cómo hacerlo más agradable.
Movimientos pelvico: 7,0 Todo terreno, se lució.
Calidad de sonido: 6,8 Deliciosos quejidos, acompañados de oportunas risas coquetas. Casi me convence.
Anal: En wp me dijo que el único adicional era mamón sin gorrito.
Ambiente: 5,0 La pieza estaba limpia y ordenada, pero la entrada es muy fea. Llovía y había mucho barro.
Atención: 6,9 Muy entregada, creo que sólo le falta un poco más de proactividad.
Relacion precio calidad: 7,0 Mucho mejor que otras por las que he pagado lo mismo.
Promedio Final: 6,5 promediando, pero yo salí con una sonrisa que lo hizo sentir como un 7,5.
Comentarios a parte:
Me tentó cuando vi sus fotos, porque la encontré bella y me gustó su cuello. Encuentro que es un rasgo muy lindo cuando son largos y delgados. Busqué referencias en el foro y me decepcioné cuando leí tan malas experiencias, pero como apareció una que otra buena, me quedé con la bala pasá. Hoy publicó que era su último día acá y no me quise quedar con las ganas, además de que desapareció un gasto que tenía que hacer, así que pensé que era una buena forma de gastar esa plata.
Le escribí al whatsapp y me contestó sin problemas, acordamos la hora y me dió su dirección. Llegué bien aseado y perfumado, listo para impresionar. Me abre un portón eléctrico muy bajito y me dice que pase hasta el fondo, así que, obediente, entré.
Mientras caminaba por un pasillo sin techo, con solamente barro a mis pies, intentando protegerme de la lluvia que empezaba a arreciar, sentí que no me daba confianza el lugar. Temí despertar al día siguiente en una tina con hielo y sin riñones. Pero a veces hay que hacerle caso a la calentura y avanzar pese a los temores.
Me abrió la puerta con un pequeñísimo peto rojo y una falda muy corta azul y me pidió que entrara rápido, porque tenía frío. Se veía muy, muy bien. Me saludó de un beso desabrido y entró, se sentó y tomó su teléfono. "¿Quieres pasar al baño?", me preguntó, mientras en mi mente aparecieron los recuerdos de las malas experiencias recientemente leídas.
Pasé a limpiarme la nariz, porque nadie se salva de un poco de resfrío en agosto. Ahora que lo pienso, es poético pasar al baño a sacarme los mocos antes de... Bueno, es poético.
Salí con cara de cinrcunstancia, porque nunca me había pasado que me dejaran tan a mi libertad. Ningún "ven", "siéntate", "sácate" ni nada, pero se paró frente a su calefactor y empezó a bailar. No como un strip tease, sino a bailar la música, como en un carrete con un vaso en la mano, pero sin vaso y sin carrete. Me acerqué y nos empezamos a frotar. Le empecé a besar el cuerpo mientras ella se sacaba la ropa, hasta que me pidió que me sacara la mía. Seguimos bailando, desnudos, mientras nos acariciábamos y besábamos y, aunque lo estaba pasando muy bien, noté que en ningún momento habíamos hecho contacto visual. Nada. Ni un poco.
Me puse el condón yo, porque me dijo que le daba miedo romperlo y me preguntó si quería que me lo chupara. Procedió con la labor, intentando acomodarse, buscando alguna posición en que funcionara mejor, porque la cama era muy alta, así que finalmente me pidió que me acostara y continuó, muy dedicada, hasta que le pedí que se montara arriba mío, lo que hizo presta.
Como yo ya estaba bastante listo, comenzó a moverse con mucha pasión, pero yo quería disfrutar del espectáculo que eran sus tetas enormes, suaves y bellas moviéndose al alcance de mi mano y temí que a ese ritmo no iba a dar la talla, así que le pedí que fuera más suave. Se rió coqueta, me miró por una breve fracción de segundo a los ojos, me dijo "como más te guste, amor" y poniendo una mano en mi pecho y otra atrás, comenzó un vaivén que sentí mucho más peligroso que su frenético movimiento anterior.
No alcancé a decirle nada. Se apegó a mi cuerpo, bajando la intensidad y dejándome los movimientos a mí. Me encanta penetrar estando abajo y, con ella abrazándome, la sentía reaccionar a mis embestidas, gemir en mi oído y besarme el cuello y el cuerpo. Hasta antes de esto, pára mí el servicio había sido bueno, pero dentro de lo regular, pero este detalle me mató.
No le creí todos los gemidos, porque no es tan buena actriz con el rostro. Quizás por eso evita las miradas. Pero la calidad de sonido fue mucho más que estimulante. Una muy buena experiencia que me hizo querer terminar, a mi ritmo, en mis términos.
En el medio tiempo noté que no es muy buena para conversar. Le hice saber que la sentía tímida, pero me dijo que no, que solamente no habla mucho. De todas maneras, nos llevamos bien, nos contamos algunas cosas triviales mientras nos tocábamos. No sé si fue el frío o es muy cariñosa, pero estuvo muy pegadita a mí todo el tiempo. Las caricias llevaron a besos, a gemidos y jadeos que me encantaron, me dejó recorrerla con mis manos y mis besos, nada que haya querido tocar se me negó, hasta que no aguanté más y le pedí la segunda.
Conuna previa casi idéntica que la anterior, la empujé suavemente hacia la cama para que quedara de espaldas. Si quieren una honestidad brutal, tal vez no es su mejor posición estéticamente, pero me gustó mucho ver su cara en ese momento. Luego le pedí en 4 y, quizás porque le pedí muy en plan de "por favor", se rió y me dijo "como tú quieras, amor".
Me encantó cómo se veía así. Sus pechos grandes y suaves brillan cuando uno tiene el placer de sujetarlos. Son realmente maravillosos al tacto.
Luego de tocarla y contemplarla, y debo agregar que el que ella gima y reaccione hace que se sienta muy bien hacerlo, como si no fuera el acto egoísta de recorrerla, sino un juego de a dos, me dispuse a ponerme en posición. Quizás fui muy brusco, pero le pregunté y me dijo que estaba bien, aunque terminó con el pecho totalmente sobre la cama, y por primera vez con una expresión que me hizo entender que íbamos bien.
Aproveché el impulso y le dí una palmada en ese bello potito y, como no me dijo nada, después de unos momentos, me aventuré con una segunda, esta un poco más fuerte. Gritó, pero luego se rió coqueta, así que me atreví con unas más, antes de perdirle que se pusiera sobre mí.
Lo hizo y lo disfruté muchísimo. Mi segunda siempre sale más difícil y parece que ella lo notó, porque se esmeró mucho en calentarme y en hacerme terminar, que claramente son dos cosas muy distintas. Ella se encargó de los movimientos, de buscar buenos ángulos de penetración y me gusta pensar que hasta lo disfrutó, porque cuando terminé, siguió sola unos segundos, muy en lo suyo.
Luego, todo como antes. Sentí que estaba mal despedirme así, como si hubiera sido un trámite, porque realmente fue una gran experiencia. Hacía meses que no tenía una experiencia así y nunca una con transacción de por medio me había hecho salir sintiendo que le debía algo. ¿Será esto el empotamiento del que tanto hablan? Si no lo es, no quiero saberlo. Peligroso. Peligrosísimo.
Perdón que me haya extendido. No soy de pocas palabras.