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max cady

EstoKador
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Todo se publica por max cady

  1. El Lupanar quedaba, o queda, en Monseñor Félix Cabrera. Muchos de los que leen ya deben saber a quién me refiero.
  2. Era una dama que trabajaba en el Paraíso de la Galería Alessandri, turno AM. Se publicó en todas las páginas de la época.
  3. Es cuestión de cada uno creer o no. Uno no puede ir entregando pruebas de los que hace o cuenta por la vida. Yo creo en la buena fe.
  4. Llego tarde a a este foro, pero creo que puedo aportar un puro dato. El primer café con piernas, aunque hoy lo llamaríamos de media pierna, fue el Café Haití de Ahumada que fue fundado en 1948 por Antonio Neri. Según la literatura al respecto, siempre tuvo la misma característica, mujeres espectaculares en sensuales.
  5. max cady

    Carla

    Hace algunos años ya, diría unos cinco o seis, y siendo pleno verano, decidí llamar a alguna de las muchachas que había observado obsesivamente en las páginas en que dichas damas publican y ofrecen sus servicios. A penas me desocupé del trabajo, llamé a Carla, una damisela que tenía buenos reportes y sus fotos eran excelentes. La comunicación fue excelente. Eran cerca de las cuatro de la tarde y me dijo que estaba desocupada. Decidí por tanto ir de inmediato. Pasé a comprar una caja de bombones para hacerme el lindo con la dama. Llegué al lugar señalado. Un departamento en el último piso de un edificio ubicado en un pasaje pequeño en medio de Providencia. Mala fue mi sorpresa, cuando me abre una niña absolutamente distinta a la que aparecía en las fotos. Fue ahí que recordé haber leído alguna vez el consejo de que en esos casos se debía sin más aplicar, el vergonzoso e incómodo, "180 grados". La niña me comenta que Carla estaba ocupada. Al oír aquello, mayores fueron mis ganas de abortar la tarea. Le entregué los bombones, para no parecer tan roto, y comencé a dar las excusas para dar media vuelta e irme. Antes de que pudiera hacerlo, se apura en explicarme que Carla no estaba con un cliente, sino que hacía una sesión de fotos. Mi cara no debió ser de mucha credulidad ya que me llevó a ver a Carla mientras le tomaban sus fotos. Estaba semidesnuda, con una especie de vestuario sadomasoquista y con una larga peluca platinada. Cuando me ve me pide disculpas por la espera. Me señala eso sí, que me compensaría en el tiempo. Mientras ella posaba, decidí aprovechar el tiempo y aplicar un riguroso baño. Cuando llegó al dormitorio, venía con otra ropa, muy sexy por cierto. Comenzó con un masaje intenso y sensual. Luego, ya no eran sus manos las que frotaban mi cuerpo, era el suyo propio el que se friccionaba con el mío. Sus bellos pechos, de aspectos naturales, con la caída justa y necesaria, se apretaban con mis piernas, mi ombligo y mi pene. De pronto, y sin dame cuenta, ya tenía el condón puesto y ella succionaba sin dificultad. Fue bueno, sin embargo, no me estaba sintiendo muy cómodo. No sé, algo pasaba. Estaba demasiado consciente de lo que pasaba por lo que no pude entregarme y menos disfrutar. Fue por eso que mientras mi pene entraba y salía de ella, comenzó a sufrir y su tamaño terminó por disminuir. Carla, acostumbrada a estas situaciones, se acuesta a mi lado y me da un descanso. Fumamos un cigarro mientras conversamos desnudos sobre la cama. Decía las típicas frases de consuelo en esas instancias: Que era normal, que seguramente había tenido mucho trabajo y cosas por el estilo. Sin embargo, y a pesar de los clichés que me decía, la forma en que lo dijo fue tan acogedora y tranquilizadora que empecé a sentirme muy cómodo. Nuevamente comienza a frotar sus suaves y grandes pechos contra mi pene. Ahora sin forrito, introduce mi pene simi erecto en su boca y mientras chupaba y chupaba, me miraba desde abajo con esa mirada que dejaba entrever el poder que tenía en ese momento sobre mí. Ahí disfruté, y mucho. Muchísimo. De pronto me doy cuenta que deja de chupar y la escucho decir "oye, que es bonito tu pico"... Sí, eso dijo. Mientras lo miraba desde distintos ángulos, seguía diciendo que era bonito. Entiéndanme, yo sé que el mío, no es particularmente grande. Pero ella no decía que era grande, sino que era bonito. Pero lo más sorprendente fue que en ese momento me dice "Saquémonos fotos junto ?!!" ... jaja Pensé que era broma, pero no. Me lo había propuesto en serio. Obviamente que me negué. No quería hacerme famoso por eso y menos que mi familia se encuentre con una mala sorpresa navegando en Internet. Pero insistió. Me aclaró que ella se cubriría la cara, y lo mismo me harían a mí. Pensándolo más detenidamente y con una sonrisa en los dientes, acepté. En ese momento Carla saltó de la cama y corrió por el pasillo. Aún recuerdo que ese fue de los instantes más excitantes de la tarde. Sus carnes bien formadas se movían fuertemente, lo mismo que sus pechos. Ella decía tener veinticuatro, pero sin duda tenía más de treinta. Mientras estuve sólo sobre la cama, pensaba y me preocupaba que mi pene, en ese momento, grande, rojo, y según ella, lindo, pudiera funcionar en el momento en que fuera requerido. Estaba en eso, cuando entró una mujer joven con cámara en mano un foco y la típica sombrilla que utilizan como pantalla. Yo, completamente erecto desnudo sobre la cama y en frente mío una profesional, pero no del sexo. ¿Qué podía hacer?. La saludé sin levantarme ni taparme. Así descaradamente. Como si eso fuese lo más normal del mundo. A lo campeón. Esa incómoda situación se prolongó por unos cuantos minutos. Lo mejor fue que mientras instalaba sus utensilios y acomodaba la luz, se acercó a mí para medir la luz con ese artefacto típico de los fotógrafos y lo colocó a centímetro de mi pequeño y “lindo” amigo. Cuando por fin llega Carla venía con la misma ropa sadomasoquista, pero ahora con una peluca rosada. Se lanzó a la cama con un gesto de felicidad en la cara. Era una niña que había conseguido lo que quería. No sé si fue por la excitación que me provocaba el tener a una mujer mirándonos o por el hecho de tener a Carla jugando con alucinante entusiasmo, como utilizando todos sus conocimientos en mí, pero muy pocas veces tuve mejor sexo. Aún recuerdo, con una sonrisa en la cara, que mientras ella jugaba con mi fotogénico amigo de allá abajo, yo ocultaba mi cara del lente de la cámara con una almohada y lo único que veía era la luz del los flash como eliminaban la pared en la que se apoyaba la cama. En fin, luego de 15 o 20 minutos en eso, la fotógrafa decidió terminar. Carla interrumpió su tarea y la acompañó agradeciendo su tarea. Yo aún no terminaba lo mío. Pero Carla ya no volvió. En fin me vestí. Y me fui… para la casa. Ya estando en casa es que pude terminar. Autosatisfacción, sólo en ti puedo confiar. Jamás vi las fotos.
  6. Saludos para todos. Me presento bajo el nombre de Max Cady. La verdad es que experto en temas Estokadores no soy, sin embargo algo de experiencia tengo. Mis principales intereses en este ámbito son los cafés con Piernas y los topless de Día y Noche. Espero que pueda aportar algo en este foro. Saludos a todos.
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