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La Previa

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De preferencias hay miles, de tantas como gente en el planeta, pero es interesante adentrarnos en aquello que nos mueve, pedazos de tetas, gran culo, el sueño de la americana con carediabla, la cacha, la previa... esta misma, aquella oportunidad que te das cuando vas con ventaja, ese gusto de ir lento, pero seguro, como la muerte, tanto que te das el lujo que quieres, besar, hablar cochino, manosear, degustar lentamente hasta el punto en que ya deseas solo lanzarte, pero no sin antes haber sentido los suficiente.

Para algunos el campo de batalla es el ring de cuatro perillas, para otros, todo comienza en la llamada, en el mensaje, donde de novicio sentías un hormigueo en el estomago, latiendo tu corazón, aguardando la respuesta... El camino puede ser largo, utilizas el tiempo de sobra por la calentura de salir temprano para recaudar los fondos, asearte y prepararte, unos llevarán engañitos, otros su fuerza, o la fe... pero no es sino hasta el paso por el conserje y la posterior ruta al depa lo que hace que pienses en miles de películas, miles de vídeos y miles de pensamientos perversos qué hacer, un camino acelerado y turbulento, enfocado solo en encontrar un número, con la sensación de que ya no puedes soportar más para entrar al fin, a qué? al depa, y ese taconeo cuenta segundos, segundos que usas para mirar a tu alrededor para ver a quien no viene, para tragar saliva y parar la fantasía para procesar el saludo.

Un saludo cordial, picarón o de corte serio, que poco a poco se va soltando; atrás queda la educación, atrás quedan los miedos, la tienes allí, delante tuyo, en pelota, con babydoll, o con esa ropa apretada que deja imaginar lo que hay dentro y que te espera, dónde? En la habitación, chica o grande, ventilada o con televisión, con el sonido medio lejano de las calles colmadas de autos y bocinas, aquel lugar con adornos de tienda artesanal será tu templo, tu escenario, tu pista de baile. Llega el momento y poco a poco se calientan motores, probando por allí, por acá, haciendo lo que te imaginas hacer, lo que te gustaría hacer y no puedes, pero acá sí; con velocidad, con fuerza, con juegos o dejados, sentir los gemidos y el sonido de los labios y las lenguas como serpientes; agarrones van, manoseos vienen, poses variadas, roces y el lento desnudo.

No tan rápido, puesto que en este tiempo soy yo quien sueña y hace realidad, de paso le comparto mi fantasía y mi ego crece. Como un atraque en una disco, como jotearse a la compañera de trabajo que te sonríe con maldad, como pololear a la pareja para hacerlo ya; la adrenalina, la satisfacción falsa, pero inmediata, la victoria... y la ansiedad de lograrlo rápido, y la rapidez. Ese ritmo acelerado mermado por el placer de querer no darte a ti mismo en el gusto de inmediato para que cada momento en que atrasas tu entrada haga que en completud, todo se sienta más orgánico, más real, más erótico. Cuando ya es tiempo, las súplicas del cuerpo son las señales, el palpitar del miembro y esa necesidad de vestir con gorro para ya ponerle bueno. Llegados hasta este punto, ya no hay marcha atrás y lo que venga luego de ese despliegue teatral de deseo, sea recordado posterior al encuentro, para incitar aún más al demonio que llevamos con nosotros y que de vez en cuando nos llena de dicha con una pequeña memoria a esa agradable previa.

Para finalizar, animar a compartir cómo viven una previa, cómo la pasan estando en el templo ya, y si juegan o van al choque como desde un principio debería ser.

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Notable su descripción de la previa colega jajaja ... concuerdo con varios puntos que tocaste , especialmente la sensación de tocar la puerta y escuchar los tacos y la musa diciendo “ya voy...” o también la sensación de hormigueo en el estómago cuando eres un novato 

Saludos !!

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