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Blade Runner

Ocho Hombres Fuera (1988)

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El beisbol, el pasatiempo norteamericano por autonomasia, suele deparar filmes que, de tan yankees, se les pierde el hilo y por ende el interés. Pero en algunas ocasiones, y en este caso vía TV cable, se pueden encontrar algunas pequeñas joyas ocultas muy dignas como "Ocho hombres fuera".
"Ocho hombres fuera" es una historia de esas que uno no puede imaginar, que si no se la cuentan no se la creería. Pero la increíble historia de los Medias Blancas de Chicago 1919, el ascenso de un grupo formado para ganar arrasando a sus oponentes y que terminó cubierto en una de las infamias más despreciadas del beisbol, merecía un tratamiento adecuado y bastante decente de la mano del director John Sayles.
Y es que los Medias Blancas de 1919 tenían todos los ingredientes para pasar a la posteridad: un grupo de lanzadores infalibles, liderados por Eddie Cicotte (el eficiente David Strathairn), el zurdo Lefty Williams (James Read), el super novato Dickey Kerr (Jace Alexander), el campo corto Eddie Collins (Bill Irwin), el catcher Ray Schalk (Gordon Clapp), el primera base Chick Gandill (Michael Rooker), el segunda base Swede Risberg (Don Harvey), el tercera base Buck Weaver (Un jovencísimo John Cusack), el jardinero central Hap Felsch (Un irreconocible Charlie Sheen) y la joya del equipo, el jardinero izquierdo Joe "descalzo" Jackson (D.B. Sweeney), un pelotero con números enormes y records inigualados hasta el día de hoy.
Entonces, si eran un grupo de estrellas, que pasó con los White Sox?
Una suma de factores contribuyó a la caída del mejor equipo de beisbol de aquellos años. El caracter dificil y tacaño del dueño Charles Comiskey (Clifton James) quien trataba a sus estrellas del peor modo posible, sin siquiera pagarle las sumas de dinero que los equipos menores cancelaban a sus jugadores, el mundo de las apuestas que siempre rondaban a las Series Mundiales y la mafia de alto calibre llevarían a un grupo selecto de jugadores a la total caída.
Descontentos con Comiskey, algunos jugadores traban contacto con apostadores y mafia. El trato: perder a propósito la Serie Mundial de 1919. La seña: un golpe en la espalda del lanzador Cicotte a un jugador de sus rivales, los Cincinatti Reds. El dinero: 100.000 dólares que los jugadores no verían. Y cuando ellos se dan cuenta de que han sido engañados, ya no hay pie atrás. Lo que la mafia arregla, así se queda. Un par de reporteros de Chicago que siguieron la Serie anotaban las inexplicables jugadas de los White Sox, descubrieron el trato y el escandalo salpicó a todos los niveles de la vida americana, que empezaba a levantarse después del baño de sangre de la 1° Guerra Mundial.
Deportivamente hablando, la historia es tremenda. Que un grupo de jugadores famosos se viera empujado a venderse instó a Comiskey y a los otros dueños de equipos a limpiar el beisbol. Lo lograron, pero con el enorme precio de que los jugadores implicados (Cicotte, Williams, Risberg, Gandill, Mc Mullin, Felsch, Jackson y Weaver) quedaran suspendidos de por vida de poder volver a jugar. Weaver, hasta su muerte, trató inutilmente de limpiar su nombre, pues es un hecho comprobado que no participó en el arreglo. Y Joe Jackson, el legendario descalzo de Chicago, quien no cometió mas crimen que el haber sabido del caso y no denunciarlo, quedó fuera del deporte con números muy superiores, en sus pocos años de jugador, a muchos peloteros que hoy gozan de un lugar en el Salón de la fama del beisbol.
Visualmente, el filme es impecable. La ambientación es asombrosa, hasta los estadios de beisbol lucen igualitos a las antiguas fotografias de la epoca. Incluso aparecen canciones de la epoca que satirizaban el arreglo de los "Medias Negras". El casting es de los mejores, pues aparte de Sheen, Cusack o Strachairn (actores que uno ve en muchos filmes) los secundarios tambien se lucen y son reconocibles por varios roles destacados. Y el pulso del director John Sayles es muy firme, pues cuenta toda la historia con sus variados matices, no se guarda nada, logrando con ello que el espectador no pierda el interés a lo largo del filme.
El final del filme es conmovedor, con un Weaver, viendo un partido de liga menor, resignado al destino diciendo "No es Joe...Todos se han ido" y el rostro de impotencia cuando los aficionados preguntan "Quien es Joe?...Joe Jackson, uno de los vagos de Chicago...Los que vendieron la Serie Mundial...Uno de los Medias Sucias..." Nada más que agregar, perfecto.

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