Bienvenidos a todos
He aquí una historia para vuestras mentes de este templo bienaventurado lleno de doncellas encantadoras.
Erase una vez, una tarde enrarecida y fatigada, donde el cansancio y la rutina me agobiaban de mil maneras, entonces encontré por fortuna un deseo de algo reconfortante y placentero. Recordé que existen lugares que cumplen con mis requisitos, bastó con hacer una llamada y peregrinar hacia el placer.
Subí media docena de pisos, golpee la puerta con cautela, entonces se abrió la puerta, me presenté y me llevaron hasta un tibio cuarto con una suave melodía de fondo.
A continuación, un desfile de musas se presentó ante mi para ser elegidas, como si yo fuese una bestia hambrienta que debía ser alimentada.
Entre todas las ninfas, elegí a la mas bella y dulce que jamás había visto, su nombre era Darinka.
Darinka, tiene unos ojos intensos, labios húmedos, su piel es suave y cremosa, su figura es esculpida a mano.
Nos estrechamos las manos, un abrazo tierno, muy cálido y familiar, en ese leve espacio me perdía lentamente con su figura.
Sus manos aterrizaron en mi piel recorriéndola de polo a polo, sigilosa y encantadora me invitó mirarla frente a frente para perderme en su mirada.
Entonces, como si de una danza se tratase, comencé a deambular por sus secretos hasta encontrar su interior, nuestras pieles se rozaron en una fuente de acreción, besos caricias y algo más que se quedó en ese brevísimo instante.
Hasta ahora y cada semana, visito a aquella doncella por las tardes, con el pretexto de volver a ver su rostro y sus intensos ojos, lo que olvido para siempre al abandonar ese tibio lugar.