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Viejoputero

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    Metropolitana
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    Hombre
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    Santiago Rancagua Puerto Montt
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    Estocar, estocar y estocar y escribir
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    Escribo mi historia y tambien de otros

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  1. Hace mucho tiempo que no me metía en la estokada ja ja. Le voy a decir la verdad amigo. Esta historia: "El karma de un estokador" es una verdad a medias. (No obstante,todas mis historias anteriores son 100% verdad). Esta historia es de otro estokador. Una ex escort colombiana amiga mía y que a la vez era amiga del colega en cuestión me pasó un escrito del colega y yo lo modifiqué y lo publique acá . En todo caso el estokador mencionado jamás dijo que estaba enamorado de la escort. Eso lo inventé yo. Quise hacer un experimento social para ver las reacciones de los colegas y si había alguna experiencia de algun colega que pudiera ser contada. Me llamó la atención la historia de ese personaje porque está lleno de amigas escort y a algunas las ayuda economicamente, les da contensión emocional y trata de convencerlas que se retiren del negocio. Luego las deja de lado y no vuelve a comunicarse con ellas. Eso me lo han contado varias minas del ambiente. Aprovecharé de pedir disculpas y perdón también a varias personas que se vieron afectadas con esta falsa historia. Todo lo narrado era verdad, excepto que este estokador X estaba enamorado de la señorita. Hubo muchas repercusiones en algunas personas luego de haber subido esta historia. Eso sería. Y reitero mis disculpas tanto a las personas afectadas como tambien a los colegas estokadores.
  2. Bueno, mi nombre Viejoputero es solo para escribir o contar historias. Tengo otros nombres donde he subido muchas tablitas en diferentes foros de esta y otras regiones. Anteriormente les conté mi propia historia en el foro de la región de O'Higgins porque todo ocurrió allá. La historia que les cuento ahora ocurrió o mas bien dicho está ocurriendo acá en la región de la Araucanía. En esta historia también el protagonista soy yo y una hermosa escort de estos lados. Agradezco opiniones, orientaciones y cualquier comentario positivo respecto del tema. Yo creo que más de algun estokador se va a sentir identificado con mi historia. Solo espero que ella no lea esta historia. Ahí va. Me presento: Tengo más de 50 años. Llevo casi 20 años en el deporte del estoque. En promedio he estocado una escort a la semana, muchas veces dos o tres por semana, al año 36 y por casi 20 años son más de 500 mujeres distintas que han sentido mis acabadas, que han mamado mi pene. Ya perdí la cuenta. Debo decir que también tengo mis regalonas con las cuales me repito, pero en algunas ocasiones he incursionado con tres mujeres distintas en un mismo día, sobre todo cuando era más joven. Incluso debo confesar que me hice amigo de una cabrona en Santiago que me pedía hacer una especie de casting a sus chicas nuevas para ver si servían para el trabajo. Eso sí, siempre he tratado a cada una de estas chiquillas con todo el amor del mundo como si fueran mi polola o la mujer más importante de mi vida. Por eso también, en la mayoría de los casos, he recibido un trato excepcional de parte de estas mujeres. Es más, en algunas ocasiones he salido por fuera con alguna estas niñas. Tal vez ese fue mi error. Debo aclarar que no soy un adonis ni mucho menos. Mido 1,62, mi cara es común, más bien poco agraciado, según yo; atractivo, según la mayoría de las escort. Tengo un cuerpo musculoso, eso sí, y mi amigo erecto mide 18 cm, (modestia aparte ja ja) y voy a todas. Eso sí, no me gusta hacer anal. En resumen, lo he pasado de maravillas en este mundo prohibido y oculto. Incluso hoy me tocó iniciar una mujer en este mundillo en una casa conocida de acá de Temuco. La chica me confesó que era la primera vez que incursionaba en este rubro y yo era su primer cliente. Lo pasé de maravilla con ella, y parece que ella también, tanto así, que me dio su número personal para que nos juntemos por fuera. Pero yo quiero contar otra cosa. Es muy simple: Me he enamorado de una escort. Nunca pensé que eso me iba a pasar a mí. Siempre pensé que eso era cosa de guevones o sacos de gueva. No paro de pensar en ella, me angustio por su trabajo, incluso he llorado como un pendejo. Voy a contar como empezó todo. La llamaremos como nombre ficticio Pilar. A ella la conozco hace un poco más de un año. La conocí por un aviso que me llamó la atención en “lo canto”. Al lugar no le tenía mucha fe, pero la voz de la mina a través del wasap tenía algo mágico juvenil y tan tierno que me cautivó de inmediato. Cuando la vi me enloqueció su figura de 30 años, sus piernas, su cara, su cuerpo y luego su trato y su simpatía. Anteriormente había estado con minas mucho más linda, físicamente que Pilar, pero nunca había sentido esa conexión especial. Me atendí dos veces con Pilar el verano pasado. Fue durante la segunda atención que presentí algo especial que no se explicar justo al momento de despedirnos. Era una sensación, creo que compartida de no querer separarnos. Recuerdo que le dije: “Nos vemos para las vacaciones de invierno”. Ella me dice: “probablemente estaré retirada, pero con usted podría hacer una excepción”. Yo me fui a mi trabajo a la capital. Unos días después me llega un mensaje inesperado de Pilar: “Ojalá haya tenido un feliz regreso”. Desde ese momento comenzamos a hablar por wasap casi todos los días. Era un par de mensajes: “Hola como estás, que tengas un buen día”. Yo le hice una tabla en la estokada (con otro nombre) y hablábamos ya más seguido. Me agradeció el reporte y me dijo que le empezó a ir mejor y le iba alcanzar la plata para todas sus necesidades básicas. Yo, realmente me alegré por ella. Recuerdo que le dije que ella merecía otra cosa, a mi forma de ver no era la típica escort. Era como demasiado tierna, demasiado inocente. Yo sentía su fragilidad en mi interior. A veces me contaba de sus hijos o parte de su vida. Incluso un día me contó que tenía su hija enferma y que no le había ido bien. Yo le regalé como 50 lucas, algo así. Ahí supe su verdadero nombre y ella me envió un audio agradeciéndome por ese gesto. Me empecé a acostumbrar a hablar con ella. También le presté plata y me la devolvió. En las vacaciones de invierno no pudimos encontrarnos. Su putifono estuvo siempre apagado. En un momento pensé que me había bloqueado, pero no. A mediados de agosto se volvió a encender su putifono y me cuenta que durante ese tiempo estuvo de duelo. Ya en septiembre me dio su número personal, diciéndome que era al primer cliente al cual se lo daba. (Le creí, pero no le creí) Me cuenta que se va a retirar por un tiempo por problemas personales, fundamentalmente enfermedad de sus hijos y una depresión crónica que no la deja en paz. Ya hablábamos todos los días y, a veces, todo el día y parte de la noche. Me mandaba fotos de lo que cocinaba, de donde iba, me contaba de sus hijos, de la escuela, etc. A veces me llamaba por video llamada y yo a ella. Me daba las gracias por escucharla, por aconsejarla y no juzgarla. De a poco me fui encariñando con Pilar. En algún momento me cuestionaba esta situación. Lo normal es que uno se comunique con una escort solo cuando va al ring de cuatro perillas. Incluso se lo comenté a Pilar. Ella solo responde: “tal vez estamos locos”. Había algunos días que dejábamos de escribirnos, pero cualquiera de los dos retomaba la comunicación. Yo la extrañaba y ella parecía que también me extrañaba. Muchas veces traté de convencerla que buscara otra fuente de ingresos. Ella siempre respondía: “Es que no me queda otra alternativa. Esto es más rápido y además en la tarde puedo estar con mis hijos”. “Debo juntar plata para estudiar, pagar arriendo y el colegio y jardín de los niños”. Fue a fines de octubre que me di cuenta realmente lo que estaba pasando: Me cuenta que va a volver a trabajar. Fue un día domingo en la noche. Esa noche casi no pude dormir. Al día siguiente ni siquiera quería mirar el celular. Finalmente miré mi celular en los estados y vi su putifono promocionándose con fotos de su cuerpo semidesnudo. Sorpresivamente se me puso un nudo en la garganta, una opresión en el pecho y ganas de llorar como un niño. De hecho, escondido en el baño, lloré y sollocé como un niño. No comprendía que me estaba pasando. Yo, un conchesumadre que había estado con más de 400 meretrices distintas, que había lengüeteado cientos de vaginas y que había dejado mi semen en cientos de bocas femeninas, enamorado de una maldita puta que se había mamado no sé cuántos picos y se había tragado no se cuanta leche de otros conchesumadre iguales o peores que yo. Tuve una semana de mierda. Tenía pena, mucha rabia, impotencia, pero no con ella. Esa rabia era conmigo mismo. Incluso dejé de escribirle. Me dije a mi mismo que eso iba a ser para siempre. Sin embargo, como a la semana recibo un mensaje de Pilar diciéndome: “Te extraño demasiado” “¿Qué pasa? ¿Por qué no me escribes?”. Estuve como dos días más sin responderle, aunque ella me siguió enviando mensajes, hasta que no aguanté y le respondí. Solo había que resignarse. Era su pega ¿Quién era yo para reprochárselo si yo hacía casi lo mismo? Después continuamos hablando. Incluso en diciembre pasado me arranqué unos días de mi pega en Santiago y me arranqué una semana a Temuco. Salimos dos o tres veces a comer y hacer el amor como una pareja enamorada. Debo confesar que esas tres salidas con Pilar han sido unos de los días más felices de mi vida. Ambos nos emocionamos (O tal vez solo yo me emocioné) cuando nos despedimos. Después regresé a Santiago con la promesa de Pilar de repetir la experiencia y volver a salir lo antes posible. Eso sí, yo nunca le he dicho a ella lo que yo estoy sintiendo, aunque creo que lo sospecha. Solo se lo conté a una amiga escort de Rancagua. Esta amiga me dice que tengo que ser honesto, que talvez Pilar es mi alma gemela y cosas así. La verdad, yo estoy como ascuas sin saber qué hacer. Y ahí está el problema: Regresé acá al sur y lo primero que le dije a Pilar es que quería volver a verla un día X. Pensé que se iba alegrar y me iba a decir que sí, pero me equivoqué. Me respondió que no podía porque hacía días que no iba a trabajar y que la cabrona ya la estaba llamando y que, además yo tenía muchos días más de vacaciones para vernos. Me resigné y fui a ver una escort a otro lado para quitarme un poco la rabia y la calentura. Después de eso seguimos hablando por wasap, pero he notado que está algo más distante. Solo si yo le escribo, me escribe. Me dice que la disculpe, pero no quiere hablar con nadie, que se siente deprimida. Debo aclarar que muchas veces cuando hablábamos en octubre, por ejemplo, me contaba que ya no daba más y que quería terminar con su vida. Ahora su putifono aparece apagado ya casi dos semanas. Me escribió para contarme que anda buscando un trabajo normal y que no trabaja en eso casi por 20 días que su depresión se acentúa yendo a ese lugar de trabajo, que se siente sucia y que se siente una mierda de ser humano, que no quiere ver a nadie y que todo le importa un carajo. He hablado con su amiga y me dice que está pasando por una fuerte crisis y que ella no sabe qué hacer para ayudarla. Solo se la pasa encerrada y llorando y sale solo cuando va a buscar trabajo. Me ha enviado fotos del diagnóstico psiquiátrico. Mi pregunta es ¿Qué mierda hago? Yo, tengo una pareja formal. No vivo con mi pareja, pero ella es una buena mujer. Nuestro problema es que entre nosotros ya no existe atracción sexual. Solo hemos incursionado como dos veces en estos últimos tres años. Sin embargo, estoy demasiado acostumbrado a mi pareja. Como que siento una cierta dependencia emocional. No me atrevo pedirle a Pilar que se vaya conmigo. No me atrevo a preguntarle si ella siente algo por mí. Me aterra enterarme de que ella tenga otra persona, aunque yo creo que es lo más seguro. Las veces que yo he hablado con ella de su ex pareja que también fue su cliente en el pasado (padre de uno de sus hijos) me dice que ya no siente nada por él y que jamás volvería a vivir con él, pero, así como yo puede haber otro cliente que la haya atraído. No sé, son solo especulaciones. Si yo estuviera seguro que ella realmente siente algo por mí, me la jugaría y dejaría a mi pareja actual. No obstante, la mayor parte de la gente piensa que una escort jamás deja la profesión. Siento que tengo el deber moral de ayudarla. Ella me ha contado prácticamente toda su vida. Me alegré cuando me contó que ya no quiere trabajar de escort. Le ofrecí ayuda económica para que se mantenga mientras encuentra un trabajo normal como dice ella, pero me dice que yo la he ayudado demasiado ya, y que no puede aceptar. Sé que lo más prudente para mí, por mi propia salud mental, es alejarme de ella para siempre. De hecho, he dejado de escribirle ya por cinco días. Yo, de verdad quiero que esta niña sea feliz. Me encantaría que fuera conmigo, pero presiento que ella no siente lo mismo por mí. Por último, que se salga de trabajar como escort igual es bueno y que siga su vida, aunque no sea conmigo. Obviamente y egoístamente, diría yo, para mí sería espectacular que fuera mi amiga con ventaja, que ella tuviera un trabajo y yo ayudarla económicamente un poco. Y si me pilla mi pareja oficial yo me quedo con Pilar, aunque ella haya sido una puta. Soy un maldito cobarde. No quiero molestarla porque sé que está en estado de depresión. No quiero que ella sepa lo que estoy sintiendo. Y lo más seguro es que me aleje para siempre de ella. La verdad no sé qué hacer. Nunca pensé que esto me iba a pasar a mí. Esto es, simplemente el Karma.
  3. Hola amigo. Deseo comunicarme internamente con usted

    1. el brutito
    2. Jp estokador

      Jp estokador

      Don Brutito , aprovechando el mensaje . Háblame por Interno. Le tengo una invitación 

    3. el brutito

      el brutito

      Hola. Me interesa y le agradezco su invitación, pero no se como configurar para poder enviar o recibir  mensajes por interno.  Estoy un poco atrasado con la tecnología 

  4. Bueno, es respetable su opinión. Lamento decepcionarlo. Es simplemente mi verdad. No es ni buena ni mala. Mi objetivo nunca fue escribir algo excepcional. Sólo contarle a "alguien virtual" mi historia.Preferí contarla de forma anónima acá. No quise llamar al Rumpy ja ja. Creo que ninguna persona real me entendería sin juzgarme por mi lado B. Nadie de los que me conocen saben ni se imaginan este lado de mi vida.
  5. Bueno compañeros. Hoy cumplo con mi promesa. Dejo aquí la tercera parte (de 20) de mi historia que será la parte final en este foro Parte 3: Debo indicar que mi historia total ya la tengo escrita hace mucho tiempo y tiene 20 capítulos, los cuales los he borrado y reescrito muchas veces. Me encanta escribir solo por el placer de hacerlo. Reconozco que no tengo el don de la palabra, pero le hago empeño y me entretiene recordar cosas. Acá en la estokada solo presentaré tres partes. La última de las cuales es una especie de resumen de todos los demás capítulos. En esta última parte abordaré cuatro temas: 1-Mi actualidad, 2-Mi primer beso y la primera vez que me hicieron sexo oral, 3-La primera vez que yo hice sexo oral y 4-Una breve reflexión sobre el por qué contratar los servicios de una escort. 1-Mi actualidad: Pronto, el 18 de noviembre, se cumplirán 17 años desde que por primera vez contraté los servicios de una escort. Como dije anteriormente, fue simplemente para saber cómo era tener una relación sexual. Actualmente, sigo viviendo en la sexta región. Vivo solo, pero tengo una pareja, femenina, por si acaso, con la cual llevamos 15 años de relación. A mi actual pareja, la llamaremos Rosa. La conocí más o menos el año 2003, pero nunca la ví como una potencial compañera de mi vida. Era y es bonita, pero no me atraía en lo más mínimo. Un poco físicamente sí. Bonito rostro, buenas piernas, pero unos pocos kilos de más. Así era de estúpido yo. Ella provenía de una familia venida a menos. En un momento tuvieron un muy buen pasar, pero errores financieros, bajaron notablemente la economía de su familia. Tanto que ella debía trabajar por el equivalente de dos sueldos mínimos para sustentar la vida de ella, su madre y su hija. Sin embargo, aún conservaba sus aires de grandeza y su afinidad por los partidos políticos de derecha, lo cual para mí era el mayor pecado. Fue a fines del año 2006 cuando conocí a su pequeña hija de tres años. La llamaremos Javierita. ¿Cómo explicar eso? Fue algo mágico. Algo tenía esa pequeñita que hizo que el orden de los protones y electrones de mis átomos se alterase por allá muy dentro de mí y quedaran con carga positiva. Hubo una oxidación diría un entendido en la materia. Fue una energía extraña. Nunca más pude sacármela de la cabeza. Recuerdo que un colega la miró a ella y luego a mí. En ese instante la pequeña imitaba un baile de Shakira y mi colega me dijo de forma premonitoria: “Tú vas a tener que hacerte cargo de esa niña” y sonreía burlonamente. Creo que fue un amor a primera vista. Pasó un tiempo, y cuando ya me olvidaba del asunto, una amiga en común (De Rosa y mía) nos hizo una encerrona-Que en otro momento contaré-llamada cita a ciegas y todo comenzó allí. Rosa no me gustaba, pero nunca había tenido una polola, así que le dije “probemos a ver pasa” y de eso ya ha pasado bastante tiempo. Bueno, pero dije que iba hablar de mi actualidad: La pequeña Javierita ahora tiene 20 años y estudia en la Universidad y me dice papá. Debo decir que la siento como mi hija y desde el primer instante me hice cargo de todas sus necesidades tanto afectivas como económicas. Con mi pareja, si bien llevamos 15 años, ya nada es igual que cuando comenzó. Ella era muy fogosa y casi por dos años me hizo olvidar mi lado puteril. Como que las hormonas le jugaron una mala pasada en el último tiempo y elude involucrarse físicamente conmigo. Esto se ha agudizado en estos últimos tres años. Igual la entiendo. Tampoco le reclamo ni la puedo forzar a hacer algo que ella no tiene ganas. Tiene ya 54 años, uno menos que yo. A mí me pasa lo contrario. Parece que la falta de sexo en toda la mejor época de mi vida (Desde los 14 a los 38 años) ha hecho que mientras más avanzo en edad, también es mayor mi adicción al sexo. Creo que no soy un tipo normal. Y puedo dar varios ejemplos de ello: 1-A los 38 años mi primer beso, mi primera relación sexual, 2-A los 39 años mi primera polola, 3-En el campo donde yo nací, con excepción de mi familia, nadie sabe en qué trabajo y cuando les digo nadie me cree. De todas formas, me siento bien así. 4-Nadie me cree que podría estar unos 15 años sin trabajar y puedo sobrevivir perfectamente sin bajar mi nivel de vida. Todos creen que trabajo de temporero por acá por la sexta región porque durante el verano ayudo a mis hermanos en labores propios del campo tal como partir leña, trabajar con caballos cosechar papas y trigo. Me gusta el trabajo rudo. Salgo a jugar a la pelota como cuando éramos niños y me visto con la ropa de campesino de siempre. La verdad sigo siendo el mismo de hace muchos años. Solo cambió mi parte económica. Quiero aclarar que nunca he ganado un salario alto ni mucho menos millonario, pero siempre he sido ordenado en mis gastos. Si algo no lo puedo comprar al contado, simplemente no lo compro. Eso quiere decir que no estoy capacitado para hacerlo. Nunca me ha gustado vivir de las apariencias. Mi actualidad es que soy feliz. Siempre soñé ser un tipo normal: con una esposa, con hijos que me esperaran en la casa, pero no ha sido así y no porque yo no lo quisiera. Eso, a veces duele, pero pasa. Mi destino fue así y nada más. En mi trabajo, que me encanta, me ha ido super bien. Estoy considerado, según unos reportes, entre los mejores, pero no me gusta contarlo. No quiero sonar soberbio o agrandado. Acá lo hago, porque esto es anónimo. Eso me permite ahorrar y ayudar económicamente a mi madre, a mis hermanos a mi pareja y la Javierita que igual la considero una hija. Tengo una pequeña y ordenada casa, dos televisores, un notebook, un refrigerador, tres camas, un baño completamente amoblado, un living con sus sillones, etc. Esa es toda mi riqueza. No ambiciono nada más tampoco. No me gustan los autos y prefiero conocer mi país a salir al extranjero. Mi mayor recompensa en la vida es ver a mi hermano al cual ayudé a pagar su carrera, convertido en profesional y con el mismo título que saqué yo. La vida me ha dado más de lo que he pedido. Mi único problema en la vida es que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera mi mejor amigo sabe que dos veces por semana visito escort. Paradójicamente yo le debo mucho a estas niñas que se dedican al comercio sexual: Me permitió conocer nuevas aventuras, subió mi autoestima y mi felicidad, me ha permitido adquirir mayor habilidad social. Ya no me siento solo como un tipo hábil para las matemáticas y las ciencias, casi como un autista, sino que también siento empatía por las demás personas, soy capaz de hacer reír a los demás con mis ocurrencias. Me he transformado en un tipo histriónico. Ya no le tengo miedo a nada. (De acuerdo con estudios médicos, eso también ha fortalecido mi sistema inmunológico. Casi no me enfermo). En este mundo de la vieja profesión he encontrado mujeres maravillosas como personas. Puede sonar extraño, pero así lo siento. Por todo lo anterior, cada vez que visito a una escort, me preparo como si tuviera una cita con la mujer más sublime del mundo: me baño cuidadosamente, me cepillo los dientes, uso enjuague bucal, me perfumo y a la niña que elijo la trato como una reina como si fuera mi polola: con cariño, con respeto. Necesito que ella igual lo pase bien. No me gusta pasarlo bien a costa de alguien, sino con alguien. Por último, si no soy capaz de hacerla que tenga un orgasmo la hago sentir bien. Tal vez por eso en el noventa y nueve por ciento de los casos me tratan super bien. Incluso con alguna de ellas he salido solo en plan de amigos. Bueno, eso sería mi actualidad. Lo que viene a continuación (finales del 2005 y 2006) debería titularse algo así como: Adicción, irresponsabilidad total y desorden. 2-Mi primer beso y fellatio: Como dije anteriormente mi primera visita a una escort fue el 18 de noviembre del 2005 justo a las 12.30 horas. Ese día perdí mi virginidad con una mujer llamada Yasna. A ella la volví a visitar dos semanas después y casi fue un desastre. Yo iba con la ilusión de que me hiciera sexo oral, pero me dijo que no lo hacía sin preservativo porque todavía no sanaba del herpes labial. Así es que lo hicimos dificultosamente de la manera tradicional. Sucedía que mi amigo estaba super bien, pero cuando lo querían enfundar se bajaba y costaba mantenerlo erecto. Esto fastidiaba un poco a mi amiga Yasna. Al final se me bajo totalmente y tuve que masturbarme para acabar. Pasaron dos semanas más y volví a ir a la misma dirección. En esa ocasión me presenta a una niña ecuatoriana llamada Sofía. Buen cuerpo de teen de 18 años, armonioso lindas piernas, pero su cara si bien no era fea, no me pareció tan atractiva. Eso si fue un desastre. Era su primer día de trabajo y nunca había ejercido el oficio. Yo era su primer cliente. Estaba super nerviosa y se puso a llorar. Con la situación igual me puse nervioso. Mi amigo ni siquiera se levantó a saludar. Me vestí, me despedí caballerosamente y me fui. Perdí mis 20 lucas. Lo anterior era grave porque mi economía me alcanzaba justo para mis necesidades básicas, cumplir con mi compromiso moral que me autoimpuse de ayudar a mi familia y mi pequeño y riguroso plan de ahorro en el banco estado. No obstante, lo anterior, en enero del 2006 tuve que venir desde el sur a Rancagua buscar mi cheque. Una vez cambiado el cheque me llegó de improviso el instinto animal y comencé a revisar el Rancagüino. Encontré un aviso y un teléfono celular. Llamé y me dieron la dirección de las torres de la alameda. Raudamente me bañé y partí a la dirección indicada. Al llegar al lugar llamo de nuevo y una voz femenina super sexy me dice “estamos saliendo a almorzar, pero espérame abajo". Esperé y vi dos mujeres que salían del edificio: una alta que me dijo que me dijo que se llamaba Cristina y otra bajita como de 1,60, una contextura media, de esas que uno se da vuelta a mirarlas en la calle y le dice “mijita rica,” que me dijo que se llamaba Paola. Esta última, de unos 23 años, tenía una figura armoniosa, ojos verdes y me recordaba a la primera niña que me rompió el corazón estando yo en enseñanza media. Era hermosa. Por supuesto la elegí a ella y subimos ya no me acuerdo a que piso. Una vez en la pieza me dio las tarifas:20 la hora y 5 el adicional sin preservativo. Acordamos la hora y el adicional. Yo quería comenzar la acción inmediatamente, pero ella me dice: “tranquilo. ¿Por qué tan ansioso?” “Conversemos un rato, no hay apuro porque estoy en mi hora de colación”. Me hizo muchas preguntas y yo a ella y de a poco se acercó a mí y sin desnudarnos me comenzó a dar besos en la cara en el cuello y en los labios. Yo cerraba los ojos y me dejaba hacer. Estaba en el cielo. Noté que mi compañero reaccionaba furiosamente. Repentinamente noté que su lengua buscaba abrirse paso al interior de mi boca. Lo permití, pero fue una sensación extraña casi como de asco. Nunca había dado un beso y esa sensación de humedad y de saliva extraña me turbó un poco. Mi compañero se bajó bruscamente. Ella me miró con sus ojos verdes y me dice con dulzura: “¿Qué pasa amor?” “¿Has estado antes con una mujer?”. Le dije que sí, pero por el destello fugaz de su mirada comprendí que no me creyó. Nuevamente me besó en la boca y me dijo “déjate llevar”. Su legua nuevamente se metió en mi boca y ya no me pareció asqueroso, sino todo lo contrario, cada vez fue más placentero y rico. Me gustó demasiado y mi compañero reaccionó otra vez. Me sentí inmensamente feliz por un momento. En ese preciso instante algo se quebró dentro de mí y en mi mente desfilaron años y años de frustración, tristeza y desesperanza. Retrocedí en el tiempo y me vi a mí mismo arrastrando el desamparo de la indiferencia y el rechazo de aquellas a las cuales yo suplicaba amor. Fue una emoción que llegó como un relámpago. Unas lágrimas inoportunas entre dulces y amargas brotaron de mis ojos y unos malditos sollozos se escaparon de mi garganta. Ella dulcemente me susurra al oído: “Llore no más mi amor, tranquilo, tranquilito”, mientras me abrazaba y acariciaba mi pelo. Me sentí querido y amado. Estuvimos un buen rato así. Tuve una sensación de protección y felicidad indescriptible. “¿Pasó la penita?” me pregunta después de unos instantes. Yo dije que sí. Nuevamente ella comienza a besarme y yo le respondo cada vez con mayor intensidad. Me mira con una sonrisa amorosa y calentona y me dice “ahora lo vamos a pasar bien”, mientras comienza a denudarse y a tocarme abajo. Quedó solo en calzones y sostenes. Era hermoso su cuerpo. Quería besarla entera. Había armonía en cada una de sus curvas. Toma mi mano y la lleva a su cosita. Se sentía bien esa humedad magnética. Mi compañero estaba a tope. Besos y más besos y ahora ambos totalmente desnudos. Me besó el pecho y comenzó a bajar lamiendo mi vientre, mis piernas y luego comenzó a lengüetear mi glande. Las sensaciones eran maravillosas. Luego metió todo mi pene en su boca lengüeteando y metiéndoselo hasta el fondo, haciendo movimientos ascendentes y descendentes, tragándoselo entero, practicando eso que le dicen garganta profunda. Nunca había sentido esa sensación tan maravillosa. Me dije a mi mismo: esto hace que valga la pena vivir. Estuvo mucho rato así. “me encanta tu pichula” me decía “es larga y gordita”. Y yo estaba en la gloria. Llegó el momento del preservativo y comenzaron los problemas. La inseguridad nuevamente se apoderó de mi de forma brutal. Bruscamente mi compañero se bajaba. Varios intentos y no pasaba nada. “¿Y qué vamos a hacer?” me pregunta y su mirada como que me intimidó “¿Lo quieres meter?”. Yo dije sí. Volvió a practicarme sexo oral, pero a la hora del condón no había respuesta. En eso tocan la puerta. La hora había terminado me dice. Me quedé en silencio y decepcionado. Era una sensación de rabia interna e impotencia (casi literal). Lo había pasado bien. Había cumplido uno de mis sueños, pero nuevamente por esas cosas de la vida no había sido un final feliz. No sé qué cara he puesto en ese instante. Ella me mira de una forma que nunca olvidaré. “Tranquilo”-me dice con una sonrisa cómplice. Se levanta y va a la puerta y dice a la compañera: “Dame un tiempo más. Tengo que hacerle un tratamiento especial a este cliente”. Luego vuelve y me dice: “¿Sabes? Me caíste bien. Vamos a hacer algo, pero esto queda entre nosotros”. Te voy a regalar una hora más. Una hora muy especial”. “Espero que después nos veamos siempre” Yo no dije nada, sentía una sensación de aturdimiento total. Ella otra vez me besó. Literalmente me comió a besos y fue bajando lentamente, repasando cada centímetro de mi vientre, fuerte y suavemente a la vez. Cuando llega a mi pene lo comienza a chupar con una ganas locas. Mi compañero reaccionó otra vez, pero de forma muy poderosa. Me dio una sensación de dureza eterna. Estaba completamente seguro de que ahora no se bajaría. Luego, sin ponerme preservativo, se montó en mi pene, de frente a mí, sintiendo que llegaba al fondo de su útero. Comenzó a moverse lentamente y luego cada vez más rápido. Mirar su boca contraída, su pecho agitado y sus ojos entrecerrados para mi era el cielo. Primero gemía débilmente, luego gritaba y sudaba encima de mí con su cara desencajada de placer. Una sensación de escalofrío recorrió mi espina dorsal y sentí que me venía a chorros dentro de ella. Creo que grité en el paroxismo de placer mientras acababa. Ella se detuvo, mientras respiraba entrecortadamente. Me clava sus grandes ojos verdes. Se inclina hacia mí y comienza nuevamente a besarme. En realidad, nos comenzamos a comer a besos. A pesar de haber acabado recientemente mi erección seguía intacta. Sin salirme de ella, rodamos en la cama de tal manera que yo quedé encima en posición misionero y comencé a moverme lentamente, siguiendo las instrucciones de ella, luego rápidamente y de nuevo lentamente. Ella levantó sus piernas, rodeó mi cintura y me apretó contra su cuerpo, mientras comenzaba a gemir deliciosamente. “Dame duro amor”-casi gritaba. Las sensaciones hicieron que me moviera frenéticamente como caballo desbocado. En esa posición y al cabo de unos cinco minutos, nuevamente vi la luz, expulsando chorros de esperma dentro de ella. Sin salirme de ella descansé un rato. Ella se sale de mí y vi que mi semen escurría de su vagina y caía encima de la cama. “No te preocupes-me dice. Se lava siempre esta colcha. Se usa para trabajar no más”. Con toallitas húmedas limpia mi pene y de nuevo comienza a chupármelo. Pasaba su lengua a lo largo y terminaba en el glande. Me besaba los testículos y los lamía. “Quiero leche en mi boca” me decía. “Yo te hice un favor. Ahora hazlo tu por mí”. Hizo que mis dedos ingresaran a su vagina y me siguió chupando el pene. Yo sentía el mayor de los placeres intensificado al sentir con mis dedos mis fluidos mezclados con los de ella dentro de su vagina. Finalmente lo hicimos en cuatro y cuando estaba a punto de acabar, se arrodilla, limpia mi pene con toallas húmedas nuevamente y me lo chupa suave y frenéticamente hasta hacerme acabar dentro de su boca. Abre la boca, me muestra el semen y luego se lo traga. Después de eso vamos a la ducha, nos bañamos. Ella se lava los dientes y me besa apasionadamente. Nos vestimos. Aun yo estaba tembloroso, pero con una sensación de felicidad y bienestar jamás antes sentido. Conversamos un rato y me dice que lo había pasado super bien. “Espero que volvamos a vernos”-me dice. “Hay que puro repetir”. Me cuenta que fue pura casualidad que la encontrara allí, que en realidad ella era de Viña del Mar y trabajaba en otro lugar que era más exclusivo y caro (Metro Los Leones en Providencia) y justo hoy vino ver a su amiga Anais que igual era de Viña y que salió a comprar. Le pregunto: ¿Y por qué me atendiste?”. Sonríe y me dice: “No sé, estaba aburrida. Me pareciste interesante y además necesitaba unas monedas”. “¿Y siempre vienes para acá?”. A veces me dice. ¿Y como voy a verte de nuevo? -Le pregunto. Anota mi número de celular y me pincha. “Ahí te queda registrado. Cuando venga a ver a mi amiga te aviso y nos vemos”. Me acompaña a la puerta y en ese instante sale su compañera Anaís con la cara llena de risa y dice algo así como: “Que envidia gueona. Parece que lo pasaron chancho. Pensé que te estaban matando, maraca culiá”. Ojalá no me vengan a llamar la atención los vecinos, no más”. Me reí de buena gana. Me parecía que todo era gracioso. Nos despedimos con un largo y apasionado beso y con la promesa de volver a vernos. Ese fue el día más feliz de mi vida hasta ese instante. Después de eso volví al sur siendo tal vez otro hombre. El rostro de Paola estaba en mi mente siempre. Creo que fueron una de las vacaciones más felices de mi vida. Igual fui un par de veces a visitar escort en Temuco y Puerto Montt y por primera vez en mi vida pude funcionar bien utilizando preservativo. Nunca fue igual que con Paola, pero igual estaba bien. Debido a mi inclinación al pesimismo tenía la convicción de que nunca más la volvería a ver, aunque me haya dado su número de celular. De vuelta en marzo vi un aviso en el Rancagüino y me dieron una dirección en la calle 1 de mayo y fue sorpresa cuando encontré a Anais, amiga de Paola, y a la niña ecuatoriana llamada Sofía. Me atendí con Anaís y estuvo super bien. Creo que me atendí como tres veces más con Anaís hasta que se fue y no volví a verla. Recuerdo que la primera vez que me atendí con ella le pregunté por su amiga Paola y me dijo que en una semana más venía a Rancagua a verla. Igual tenía miedo de llamarla. No me quería empotar, como se dice. Fue ella quien me llamó, diciendo que venía a Rancagua y que si yo estaba interesado en vernos. Por supuesto que le dije que sí. Ahora nos encontramos en un motel cercano a la Coca Cola y repetimos lo mismo. Me cobró lo mismo, pero más el motel, lo que estaba fuera de mi presupuesto. Lo bueno fue que estuvimos dos horas, literalmente haciendo el amor. Era como si fuésemos pareja. De hecho, me dijo (No se si sería cierto) que no venía a trabajar a Rancagua, que solo quería ver a su amiga y de paso también me quería ver, que nunca se había olvidado de nuestra primera cita. Debo agregar que nos vimos varias veces con Paola en moteles, en mi pieza, en su departamento donde trabajaba en Providencia. Incluso pasé noches enteras con ella y solo me cobraba una hora. A veces ni siquiera me quería cobrar. Lo único malo es que lo hacíamos sin protección. Casi me sentía enamorado de ella. Eso sí, mi maldita mente analítica no me dejó hacerlo. 3-Mi primer cunnilingus: Año 2006 y mi obsesión era encontrar una polola. Necesitaba urgentemente una pareja estable. Tenía super claro que con Paola solo era un amor pagado por muy intenso, rico e irresponsable que fuera. Para lograr aquello me inscribí en páginas que supuestamente eran especialistas en el asunto. Sin embargo, aquello no prosperó en el modo como yo esperaba. Seguí yendo a la calle 21 de mayo, pero al no estar Anais me atendía con Sofía, la ecuatoriana y todo marchaba super bien. En ese instante ella pasó a ser mi regalona. El problema era que solo podía dos veces al mes por cuestiones de recursos económicos. Después llegó una colombiana, Karen creo que se llamaba y también me atendía con ella, luego otra ecuatoriana que parecía ser la jefa, pero no me acuerdo el nombre y luego una chilena que tampoco me acuerdo el nombre. Recuerdo que con la ecuatoriana anónima un día llegué como a las 11 hrs y me pidió que la acompañara hasta que llegaran sus compañeras porque le daba miedo estar sola en esa casa tan vieja. Obvio la acompañé, me regaló una hora más e incluso almorzamos juntos en la casa hasta que llegaron las otras niñas. A ninguna de esa casa pude convencer de que lo hiciéramos sin preservativo. Como pueden ver había mucha estupidez e irresponsabilidad en mis actos. A varias de otros lugares si las convencí. He tenido una suerte única que nunca me pegué ninguna enfermedad de transmisión sexual. Ese año, luego de las vacaciones de invierno, encontré dos nuevos trabajos. La verdad yo trabajaba de 8 a 13 hrs y de lunes a jueves por casi 6 años. Intenté encontrar más horas de trabajo, pero nada. Aun no estaba bien calificado. Encontrar dos nuevos trabajos, uno jornada de la tarde y otro noche, casi triplicó mi sueldo. El primer mes de trabajo triple me sentí muy cómodo y además era de lunes a jueves y con viernes libres. Cuando llegó mi primer sueldo estaba eufórico, pero no olvidé mi responsabilidad. Lo único que aumentó fue mi presupuesto destinado a visitar escort. Ahora comenzó a ser 4 veces al mes. Como dije anteriormente, mi obsesión por encontrar una polola no fructificó. Mi inscripción en páginas especialista me llevó a visitar Santiago y tener varias citas a ciegas, pero que no llegaron a buen puerto. La mayoría de las mujeres de estas páginas eran poco agraciadas y con un montón de problemas de autoestima. Inconscientemente las comparaba con mi bella Paola. Recuerdo que con una de ellas tuvimos dos citas en su casa. Era simpática, pero no me gustaba. Eso si lo pasé bastante bien. Hacía unos mamones extraordinarios y se tragaba todo. Mediante el diario las noticias vi avisos de escort en Santiago que me llevaron a una casa ubicada en el metro Baquedano cerca del parque del mismo nombre en la calle Rancagua a unas dos cuadras de la calle Vicuña Mackenna. Ahí conocí a una niña llamada Pía. Era una hermosa trigueña de muy armonioso cuerpo. Cobraba 20 la hora e incluía sexo oral al natural y americana. Me atendí varias veces con ella y todo fue espectacular. Hasta ese momento yo nunca había hecho sexo oral a una mujer y tenía muchas inseguridades para hacerlo. Ni siquiera se lo había hecho a Paola, pero no por falta de ganas. La verdad ella se entretenía demasiado con mi amigo que no me daba tiempo a hacérselo. A la Pía yo la miraba en tangas y me daban ganas de besar por allí. Un día le dije que quería hacerlo. Ella me dice “por supuesto”. Luego le conté que nunca lo había hecho. Se rió a carcajadas y me dice: “¿En serio?”. Yo le dije sí. Me miraba sorprendida y no lo podía creer. “Si quieres te enseño” me dice y yo, bueno. Se saca la tanga, se coloca de espaldas en la cama, separa las piernas y se abre los labios de la vulva y me dice “tienes que lamer suavemente aquí”, señalándome el clítoris. Me acerqué y sentí un aroma, no desagradable, pero desconocido para mí y que impregnó mis sentidos. Seguí todas sus instrucciones y me dice “solo tienes que practicar, por ahora es aceptable, pero puedes mejorar”. La verdad fui varias veces a practicar con ella. Debo admitir que la primera vez me dio un poco de asco, pero después me encantaba hacérselo y encantaba oírla gemir dulcemente. Era música para mis oídos. Me atendí con dos amigas de Pía, igual de ricas como ella. Después lo practicaba con una escort paraguaya que atendía en el metro Moneda y con una peruana hermosa que me atendió en un motel y se le olvidó llevar preservativos. Lo hicimos así no más. Igual fue mi regalona por un buen tiempo y le gustaba que lo hiciéramos sin preservativo y tragarse mi leche. Después igual practiqué mi cunnilingus con mi amada Paola y fue un manjar de los Dioses. Debo decir que el segundo semestre del año 2006 yo estaba como potro desbocado. Como dije iba cuatro veces al mes a ver escort. Incluso con algunas de ellas me hice amigo y a veces me atendían por fuera y gratis solo por un café o un almuerzo y algunas de ellas sin preservativo en el sexo vaginal. Creo que fue el mejor semestre de mi vida, pero muy inconsciente e irresponsable. Con la Paola nos seguimos viendo muy seguido durante casi dos años más, pero es una historia que se quedará por siempre solo en mi mente. Incluso, en la actualidad igual la veo y nos damos duro, pero ella ya no está en el rubro. Soy un tipo con suerte, a pesar de todo. El año siguiente llegó mi pareja actual, pero esa es otra historia que tampoco la abordaré por este medio. Agregaré que durante los dos primeros años de mi relación con ella fui unas cinco veces con escort porque ella me daba duro casi día por medio, pero después continué con lo mismo hasta el día de hoy: Mínimo 4 veces al mes. Mi centro de operaciones es Rancagua, Santiago, Temuco, Concepción y Puerto Montt. 4-Reflexión final: Mi idea de escribir esto fue reflexionar y que ustedes compañeros estokadores cuenten también sus motivaciones para pagar por sexo. ¿Es normal esa gueva de pagar por sexo? Para algunas personas esto es patético. Damos lástima. Conozco amigos que dicen que jamás pagarían por esto, que es faltarle el respeto a la pareja, que es engañar y traicionar a una persona que te ama. Incluso a veces, pensando en mi actual pareja, me siento una mierda. ¿Qué opinan ustedes compañeros? Yo ya di mis motivaciones tanto en el presente como en el pasado. Saludos. Hasta siempre compañeros estokadores. Les deseo lo mejor y espero que aporten en esta reflexión de por que tener sexo pagado si muchos de nosotros tenemos pareja. Esto es el fin de la historia aquí en este foro.
  6. Honor que me hace amigo Nuevo 2020. Yo solo soy un aficionado. Admiro a Bukowski, pero estoy muy lejos de él. Escribir es solo para entretenerme y reflexionar. De todas formas agradezco su amabilidad.
  7. No. No se me ha olvidado. Ya viene ya en cuanto tenga tiempo. La pega me ha absorbido demasiado en estos días. Paciencia ja ja
  8. Siguiendo con el tema: Parte 2. Parte 2: Hoy Julio del 2022, vacaciones de invierno, contemplo la lluvia y la danza de los arboles al compás de la música del viento a través de la ventana de mi casa del sur. Bueno, de la casa de mi vieja. Esta casa que cada invierno vuelve a ser mi casa como cuando era niño. A pesar de las carencias, eran tiempos felices. Hoy, igual son tiempos felices, pero con un sabor diferente. La casa ya no es la misma. Cada uno de los integrantes de esta familia ya no somos los mismos. Cada uno formó su propia familia. Y yo estoy alegre porque todos, de alguna forma, salieron adelante. En mi caso me puedo dar el lujo de tomar vacaciones y vivir sin sobresaltos económicos. Vuelvo al 2005. Era 18 de noviembre del 2005 tipo 10 de la mañana: Llamo a un aviso del rancagüino y concreto una cita a las 12.30 horas, sector Baquedano. No recuerdo si fue la calle Lourdes o Arturo Prat. En ese entonces estaba tratando de tener algo con una mina súper linda que conocí en la pega. 25 años tenía ella. Yo le insistía que saliéramos, pero ella siempre tenía una excusa para rechazarme. Que su mama, que su hija y un montón de cosas más. Ese día, justo ese día me llama y me dice que podemos juntarnos a las 13 horas. ¿Qué hago? Me pregunte. Tenía claro que era poco probable que pasara algo entre ella y yo en una primera cita., aunque también era el sueño del pibe tener mi primera vez con una mina tan espectacular como ella. Mi análisis de la situación me dio una solución concreta. Le dije que no podía a esa hora y que mi único horario disponible era a partir de las 15 horas. Ella aceptó. Espectacular, me dije a mi mismo. Cuando eran las 12 horas me encamino, con pasos temblorosos, hacia el lugar indicado, tomando la calle Ocarrol desde Bueras, que era la calle en donde yo arrendaba una pieza. En Santa María doblo a la derecha y tomo Brasil, pasando por debajo de la vía férrea. Mi corazón latía a mil por horas. Parecía que me iba a ahogar en cualquier momento. En mi cerebro repetía las indicaciones que me indicaron por el celular. Toma Francia, después sargento Aldea y luego (Eso no lo recuerdo) si Lourdes o Arturo Prat. Al llegar a la dirección indicada, corroboro el número y paso de largo. Sudaba frío. Me quería ir. Miré la hora en mi celular y eran las 12.30 horas. Llamé y nadie contestaba. Me parecía que todo el mundo me estaba mirando. Ya estoy aquí, me dije, y volví a llamar. Ahora si me respondieron. “Estoy afuera”, dije y me pareció que no era mi voz. “Un momento y te abro”, me contesta una voz de mujer. Pasarían unos minutos, pero a mí me parecían siglos. Por fin abren la puerta y una voz me indica que entre. Una vez dentro de la casa cierran la puerta y dos niñas me saludan de beso en la cara. Traté de aparentar calma que estaba muy lejos de sentir. Estamos solo las dos, me dice la que parecía ser la jefa. Observé y ninguna era lo suficiente atractiva. Sin embargo, una de ellas que estaba solo en short tenía buenas piernas, poca guata y se le veía buen trasero, aunque era poco agraciada de cara, según mi opinión. En ese momento paso otra niña, muy bonita ella, y yo la quede mirando. La que parecía jefa me dice: “Ella es María, pero hoy no está atendiendo porque está indispuesta”. “Ya mi amor. Diga con cuál de las dos se queda”. Ya, contigo, dije. Ya, Yo soy Yasna, pase por aquí”. Me hacen entrar a un dormitorio, pago 20 la hora y espero unos momentos que igual me parecieron eternos. Me preguntaba “que chucha estoy haciendo aquí”, miraba el piso, el techo, la cama en donde probablemente, perdiera mi virginidad y me pasaba miles de rollos. Por fin aparece Yasna y me dice “póngase cómodo “, mientras ella colocaba una música romántica y medio cebollera de los temerarios ja ja. Ahora, ya en ropa interior, me pareció más atractiva. Yo la abracé y ella se pegó a mí. Mi compañero, a pesar de los nervios, reacciono y se puso muy duro. Estuvimos así por unos instantes hasta que Yasna me pregunta: “¿Vamos a bailar o vamos a ir a la acción”? Como tú quieras le respondo. Nos separamos y comenzamos a desnudarnos. Ella me dice: “No doy besos y no hago sexo oral, por si acaso”. No importa dije. Imagínense: Yo, por primera vez en mi vida, podía agarrar tetas, besar tetas, tocar la piel de unas lindas piernas, tocar un poto. Estaba en la gloria. De pronto, ella me dice: “Tu polola debe estar feliz con el medio pedazo que te gastai”. Me sorprendí. Toda mi vida yo solo había visto el mío y lo encontraba chico en comparación con los actores porno. Yo solo dije creo que sí. Luego, agregó. “Tengo un fuego en los labios, si no te lo habría chupado hasta que te saliera leche. Qué lindo pico tienes”, pero hazlo igual le dije yo. No, así no. No quiero que después me culpes a mí si te enfermas. Ahora venía la parte importante. Ella tomó un preservativo para enfundar, pero mi amigo se bajaba inmediatamente. Me masturbó un poco y logró enfundar, pero igual se me bajaba un poco. “Súbete”, me dijo. Yo trataba de penetrarla, pero se me bajaba. “Tranquilo”, me dice, “Respira hondo, mételo ahora, así, despacito”. Logré penetrarla y comencé a seguir sus instrucciones. Le di un buen rato hasta que me cansé y ella gritaba, lloraba y me decía dame duro, culéame. No sé si fingía o era real lo que ella hacía, pero, en fin, estuvo bueno. Ahora casi estoy seguro que fue real. Se sentía rico, pero yo no lograba acabar. Sudaba a mil por hora. Lo saqué y me saqué el preservativo para descansar un rato. Me masturbé, mientras ella hacía lo mismo. Me masturbo con sus tetas y acabé casi como bestia llenando de leche su abdomen. Ella se comenzó a reír y me dijo: “Me sorprendiste, tremendo aparato y tanta leche que produces. Espero volver a verte”. Me sentí feliz y cansado. Recordé de pronto que tenía una cita con la minita de la pega y me despedí de prisa. 20 días más tarde visité una vez más a Yasna, esperando mi primer beso y mi primer oral, pero según ella, todavía no aliviaba de su fuego en los labios así es que no hubo nada de eso. Posteriormente visité a su compañera Sofía y luego a una mina de las torres de Alameda llamada Anais, si no me equivoco, pero eso es otra historia… Continuarà….
  9. Se que este foro no es para eso, pero quisiera compartir mi historia personal. Debo decir que soy nuevo en el foro, al menos con este usuario. Me gusta escribir y la idea es que los estokadores que deseen den sus razones para ir donde una escort. Con mi otro usuario de la estokada llevo mucho tiempo aportando en la estokada en Santiago, Temuco, Concepción y Puerto Montt. Esta es mi historia: Tengo 55 años y soy feliz y un viejo putero. Soy un viejo estokador. Tengo otro usuario, pero si lo digo, algunas personas de este foro sabrán quien soy en la vida real. Quiero que sea anónimo tal como el autor del lazarillo de Tormes o el miocid. Nada le debo a la vida y la vida no me debe nada a mí. Estoy en paz conmigo mismo y con la vida. Tengo un buen pasar y soy un tipo super optimista. Sin embargo, no siempre fue así. Corría el año 2005 y la depresión (Ahora se con certeza que fue depresión) hacía presa de mi cuerpo y de mi alma y me hacía tener pensamientos suicidas. Sonaba la alarma del despertador y yo no quería levantarme para ir a trabajar, quería seguir durmiendo eternamente. Finalmente, con mucha fuerza de voluntad me levantaba y partía al trabajo. Me dolía todo en mi alma: la lluvia, el viento, los primaverales rayos solares, incluso los capullos de los árboles florecidos eran un insulto a mi existencia. En mis primeros años la vida fue dura. Mucho trabajo y sacrificio de mis progenitores en labores de los campos del sur, pero pocas ganancias y muchas carencias alimentarias, de vestuario y otras. Igual mi infancia fue feliz. Uno aprendía a vivir con lo que había. Tampoco conocía otra realidad. Viendo todo eso, me prometí a mi mismo estudiar y salir de la pobreza. Estaba orgulloso de mis viejos, pero no quería ser como ellos. Era buen estudiante y me fue bien en el liceo y luego me titulé en la universidad con nota máxima. Hasta acá todo bien ¿Cuál fue el problema entonces? Fácil: Mi relación con el sexo opuesto. Me gustaban las mujeres, y mucho, pero era muy inseguro de mí mismo y super tímido. Me daba terror que una mujer supiera que me gustaba. Me aterraba el rechazo. Me sentía inferior casi a cualquier individuo que pasaba por mi lado. Cuando tenía como 10 años, me gustaba mirarle las piernas y el poto a las niñas de octavo cuando hacían gimnasia. Incluso recuerdo que en cierta ocasión estábamos en un acto para premiar a las chiquillas de octavo por haber ganado un campeonato. Yo me quedé mirando las piernas de la chica más linda y mi compañero se erectó bruscamente y expulsó un líquido, para mí en ese momento, desconocido. Quedé en estado de schock, pero nadie reparó en ello. En primero medio conocí a mi primer amor. Ella se sentaba conmigo y buscaba mi compañía. Yo alimenté esperanza y soñaba que ella iba ser mi compañera para toda la vida, pero pasaron tres años y medio y nunca le dije nada. Me parecía imposible que ella tan hermosa se fijara en mí y por tanto desistía de mi impulso de hablarle del tema. Ella era mi sueño, lo máximo a lo cual un mortal podía aspirar. Hasta que ella se puso a pololear con otra persona. Entonces, venciendo mi miedo me le declaré, pero ella se rio en mi cara y me rechazó. Estuve mucho tiempo sin acercarme a una mujer. Ella era mi ideal. Yo solo la quería a ella. Siempre buscaba a alguien como ella. Incluso no vi que otras chiquillas intentaron tener algo conmigo y yo simplemente me negué. En resumen, pasó mi enseñanza media y universitaria sin pololear, sin saber lo que era un beso y mucho menos tener relaciones sexuales. Eso, obviamente me frustraba, me hería. Generalmente me fijaba en las minas mas ricas o locas y ellas siempre elegían al más maldito, pero buen mozo que las hacía sufrir. Nunca se fijaban en un tipo pavo como yo que solo sabía estudiar y jugar a la pelota. Lo único que podía hacer, ya de estudiante universitario, era comprar a escondidas la revista quirquincho, la playboy, la hustler y otras, para en el silencio de mi pieza pajearme, en ocasiones hasta cinco veces en un día y luego deprimirme. Todos los gueones, incluso gueones mas penca tenían mina y yo no. En el año 2000, cuando llegué a Rancagua conocí las películas triple X, las cuales arrendaba en un local de Ocarrol, cerca del supermercado Las Palmas. Volviendo al 2005: Ya tenía 38 años. Nunca había estado con una mujer. Mi círculo cercano pensaba que se me derretían los helados y a veces me lo preguntaban. Yo solo decía que tenía algo por ahí con una mujer que ellos no conocían. Incluso les inventaba un nombre. Cero habilidad para conquistar una mujer. Recuerdo que una vez me inscribí en una página de citas, pero las minas que conocí las encontré a todas super feas. Estaban super lejos de mis expectativas. A veces intentaba algo con alguna que realmente me gustaba (ya saben, puras pinturitas), pero siempre recibía un no como respuesta. Obviamente mi autoestima estaba por los suelos. Le confesé todo a una amiga. Ella se rio y no lo podía creer “¿Tan feo soy?” era mi pregunta recurrente. Ella me dijo: No eres un modelo, pero eres atractivo, tienes buenos músculos donde haces deporte. Tu rostro es armonioso. Si fueras alto casi serías perfecto. Es cosa que tu te creas el cuento. Eso me subió el ánimo. De todas formas, no había nadie a mi lado y mi amiga tampoco cumplía con mis requisitos mínimos, además estaba casada. “No moriré virgen”, me dije a mi mismo, pero no sabía donde acudir. Pensé en la calle Rubio. Nunca me atreví. Pasaba por ahí, miraba y lo que miraba no me gustaba y me arrancaba. Casualmente un día cae en mis mis manos el diario local “el rancagüino” y reviso en la sección “otros”. Había varios avisos interesantes y con sus celulares respectivos. Los leía, imaginaba, luego abortaba misión. Mas adelante: leía, imaginaba, llamaba y luego abortaba misión. Hasta que llega el 18 de noviembre de 2005: Continuará………..
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