Ni compañera de trabajo, ni vecina, ni polola, ni nada de eso.
Hace repoco me entraron ganas de hacer una visita a una musa.
Comencé a mirar fotos en otro lado y me encontré una que llamó mi atención. Delgada, buenas tetas, pelo color entre castaño tirando para rubio y colorín.
No tenía reportes pero me atreví, la llamé y concretamos. Llego, entro a su depto, y tuve sentimientos muy encontrados. Primero porque sentí que hubo cambiazo. Y segundo porque cuando la vi, grande fue mi sorpresa al descubrir que la chica que me recibió era una de mis seguidas chilenas de Instagram, chiquitita y muy voluptuosa.
Me acordé de las pajas que le dediqué mirando sus fotos y sus historias, y percatarme de que en unos minutos me la iba a comer con todo me dejó loco.
La niña tiene tantos seguidores que la verdad no creo que se haya dado cuenta que uno de ellos llegó a visitarla.
En fin, si bien a mí no me gustan voluptuosas, debo reconocer que la sensación del mete y saca teniéndola en cuatro fue la más placentera que he tenido en mucho tiempo. Mi compañero se amoldó bien a su cosita y viceversa.
Claro que no todo fue color de rosa. La chica no cumplió con la segunda, se empezó a dar vueltas fuera de su depto, y ahí volvió la frustración mayor a la que sentí cuando noté el cambiazo.
Debo decir sin embargo que mientras duró, fue bueno y la chica de trato educado y bien agradable. Además muy linda cara y suavecita de trato.
Salí de ahí más contrariado que cuando entré, decepcionado del tiempo que estuve y feliz de heberme comido a una mujer que siempre veo en Instagram.