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Voltaje sexual

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No, no se trata de meter le dedo gordo del pie accidentalmente en un enchufe mientras te echas un polvo...

 

Al meternos en la cama de alguien podemos encontrarnos con cualquier cosa: una fiera de calentura explosiva (esa gente que ve un vaso con agua y se calienta), alguien de calentamiento muy progresivo (algo así como tratar de hervir el agua hecha hielo) o cualquiera de sus intermedios.

 

Las mujeres de calentura exoplosiva suelen ser chicas rudas, muy rudas: les gusta el sexo a lo bestia, bien aporreado por toda la habitación, penetración inmediata, embestidas pélvicas violentas, poco beso y poca caricia, y que en lo posible el macho tenga una mega-verga de tamaño descomunal que le desgarre la vagina.

Generalmente les gusta el trago fuerte, los deportes extremos, el cine de terror y el rock bien pesado (o el hip hop gangster y el reggaetón de letra porno); en general, todas las emociones fuertes.

Tienen un genio de los mil demonios, ríen y lloran a gritos, y pasan de una emoción a otra con una rapidez que a veces asusta.

 

El polo opuesto es la mina... ¿cómo se podría decir?... geisha, gatita, suavecita, no sé... Suele ser una mujer de modales suaves, prefiere hablar en vez de gritar, generalmente es muy dulce y a veces tímida. En la cama es muy sensualista, disfruta el sexo con todo su cuerpo (gusta de ser acariciada, besada y succionada de pies a cabeza), se calienta lentamente y la penetración la prefiere más exploratoria que golpeadora, y por lo mismo el tamaño del nepe le da lo mismo (lo importante es que lo sepas usar).

 

En los hombres, la fauna extrema es similar.

El equivalente masculino de la chica ruda, el hombre-bestia, suele ser también muy rudo: poco dado a las manifestaciones de afecto y de sensualidad("qué voy a estar besando y acariciando huevás, a clavar nomás"), gusta de puro sexo a lo bestia, el ejercicio violento y el trabajo pesado; suele ser parco al hablar ("mí Tarzán, tú Jane") y poco expresivo en general. Es amable cuando todo está tranquilo; pero cuando se enoja deja la cagá (a veces con víctimas fatales). No siempre le interesa si a quien tiene en cuatro patas es mina u hombre, porque donde encuentra un hoyo pone la verga (por eso en la época de los corsarios, los marinos rudos se hacían bolsa unos a otros, mar adentro).

 

Su polo opuesto es el tipo más cariñosón. Suele ser más locuaz que el bestia, pero sin llegar a hocico de tarro. Generalmente es reservado y algo tímido, a veces hasta ser huevón. En la cama la rapidez de la chica ruda lo asusta (incluso puede inhibir sus erecciones); en cambio la calma de la geisha le pone la herramienta como fierro. Gusta mucho de besar, acariciar y es adicto al cunnilingus.

 

Una gran parte de la población, tanto en hombres como en mujeres, estamos en puntos intermedios entre estos extremos. U oscilamos de una tendencia a otra según el pie con que nos hayamos levantado ese día.

 

En el sexo ocasional o las amistades con ventaja, la gente de distinto voltaje sexual puede acomodarse bien para no echar a perder la noche.Pero en las relaciones estables, voltajes distintos suelen ser un desastre.

Esto debe ser tomado en cuenta antes de embarcarse en cualquiera de los tres casos.

 

 

 



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