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Zombie

Me dijeron "Vuelve cuando quieras, esta es tu casa"...

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Cuando ya había dejado todo placer terrenal de lado, y enfrentado a días intensos y desgatadores, decido hacer un aro en el camino y llamé a la chicas de MH, sin otra intención que saber como estban y como les iba yendo.

Me atiende Magaly, tan encantadora como siempre, y luego de una vasta conversación me dice..."Por que no te vas a un box y te das un masajito y aprovechas la promo" me explico que tenía una chica nueva, Vania, y que de seguro que me ayudaría a quitar el stress de estos días turbulentos.

Hechando un calculo rápido y haciendo gala de mi mejor memoria fotográfica (para saber cuanto había en mi billetera) accedí.

Me lleva al primero box, y cierra la puerta. Al cabo de un breve instante, se abre la puerta e ingresa Vania...haganse ustedes mismos la imagen de ella...Morena, 1,65 cm. al ojo,Piernas largas y muy bien torneadas, ojos de muy bonita forma, una sonrisa agradable a la vista y al oído. Me saluda y me pregunta si quiero ducha, por el bien de ella accedí.

Me desvisto, me meto a la ducha, cierro la cortina y comienzo el acuosos ritual, de pronto siento que la cortina se abre y me dice "te baño yo?"...osea.

Ya en el box y tendido de cúbito ventral sobre la camilla, unta sus manos en aceite y comenzó a masajear mi destruído cuerpecillo.

Debo de ser sincero, y dar crédito a que es una chica nueva, pero sus manos me brindaron un relajamiento total. Tanto que al sentir aliviada mi musculatura comencé a caer en un letargo que me llevo a sumirme en un corto, pero muy placentero, sueño. Me despierto apenas segundaos antes de que de su boca pronunciase aquellas ansiadas palabras "Date vuelta...si quieres".

Por el rabillo del ojo pude contemplarla reflejada en el espejo. Su piel canela, desnuda, llenaba mis ojos y tdo cambió de giro e intensidad.

"Te gusta el Manjar?" fuéron sus siguientes palabras, derramando salsa de manjar sobre mi piel y comiendola desde ese mismo lugar. Su cuerpo se llenaba de aquel delicioso adobo. Me miró con cierto arrojo de picardía y me pregunta "Quieres?". Debo haber puesto una cara de imbécil que sólo atinó a reir. Acto seguido me da de beber al unir su boca a la mía. De ahí en más se sucedieron prodigiosas caricias y besos cada vez más intensos. Su piel firme se extendía bajo mis dedos. Hasta que en un momento sublime, sucumbí a sus caricias y en un derroche de placer caí rendido en sus brazos.

Ambos sudorosos, nos dirigimos hacia la ducha, y en aquel lugar los cuerpos húmedos y jabonosos dieron rienda suelta a una nueva carga de sensaciones y caricias.

Simplemente Inolvidable

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