Debía este reporte, el primero que hago, aunque para tranquilidad de los moderadores, hace ya bastante tiempo que hice mi presentación en este magno foro.
Esto fue hace como 2 semanas, y debido a la pega no había reportado mi encuentro con esta musa. A continuación la famosa tablita de rigor.
Datos Generales:
Nombre: Samantha.
Edad: 35 años
Costo: $40.000 la hora.
Nacionalidad: Chilena, bien mantenida
Ubicación: Viña del Mar. Lugar: Departamento.
Tipo: Independiente. Conserje: No hay o si hay no se ve. Fono: 62710728.
Horarios: A coordinar con ella. Comunicación: Súper simpática, cordial y comunicativa por teléfono.
Notas del Servicio: Nivel de Empotamiento: peligroso. Estatura: 1.65 cms más o menos. Contextura: Delgada, bien mantenida físicamente. Cara: Normal. Nivel de Photoshop: 15% según ella misma. Trato: Excelente, muy conversadora y con tema. Besos: Pocos, casi nada. Tetas: Ricas, de buen tamaño. Cola: Precisa. Pussy: Bien. Mamón: Con condón, súper rico, se maneja. Movimientos pélvicos: Muy buenos, es fogosa.
Calidad de sonido: Naturales, normales. Ambiente: Depto, cómodo. Atención: Muy buena. Te hace sentir cómodo, se comparta naturalmente, como una amiga.
Promedio Final: 6.5. Recomendable.
Pasamos a relatar el encuentro. Debo decir que soy relativamente nuevo en estas andanzas, pero mis pocas anteriores experiencias no habían sido del todo satisfactorias por uno u otro motivo, propios y de las damas en cuestión. Por eso, al ver buenos comentarios de esta dama, decidí ver si eran tan reales.
La llame la primera vez para consultar valores, horarios y otros temas, pero también para tantear el terreno, qué tal era su atención telefónica, y ahí la verdad fue muy atenta y me gustó. A los días volví a llamar para coordinar, agendamos un día y me pidió que la llamara antes para avisar que iba. Agarro el auto y la llamo, pero su celular apagado. Viajaba desde el interior, así que dudé, ¿y si iba y no contestaba nunca? Perdía el viaje y la bencina (que por ese entonces no bajaba como ahora). Al final, no fui, pero al rato, me llega un mensaje diciéndome que me esperaba. Para mí era tarde, así que quedamos de acuerdo al día siguiente.
Al otro día hago el viaje. La llamo antes como me pide, me da la dirección y a las 21 horas en punto estoy ahí. Me pide con su voz sexy si puedo comprarle un agua mineral, a lo que accedo como el caballero que soy. Luego me da detalles de dónde ir y yo (gil y nerviosillo) tocó el timbre de otro depto. Luego reacciono y me abre. Con la puerta entreabierta de su departamento y en la oscuridad me costaba verla bien. Ingreso y la veo con un vestido que dejaba ver parte de sus bubbies, muy sutilmente. De inmediato hubo cierto nivel de confianza. Me tira una broma por mi estatura, me imagina más alto por mi voz grave. En fin. Me invita a pasar a la habitación, donde comenzamos una larga charla, sobre diversos temas. La verdad que comparando con mis experiencias previas y Samantha, ella tiene tema, tiene educación, muy conversadora y en esa conversación nos vamos soltando y entrando en más confianza. Me fui sintiendo cómodo, como si hablara con una amiga a la que no veo hace tiempo.
Nos recostamos y hablamos de lo que hacemos, de lo humano y lo divino. Entre charla y charla, comenzamos a juguetear mutuamente. Yo a acariciar sus pechos, los que ella me ofrece generosamente y que disfruta, y ella que me pide que me saque mis pantalones que "molestan".
Ya más cómodos los dos, seguimos con los jugueteos y franeleos previos, yo debo admitir que soy medio fanático de las bubbies y me quedé ahí un buen rato. Luego, ella procede. Se arrodilla en la cama y yo recostado, comienza a acariciar mi (a esa altura) ya bien despierto miembro. Me quita mis boxers y procede a un mamón espectacular. Usa su lengua como una experta, cambia de ritmo, lo besa, lo toma, casi lo muerde de costado. Aunque de seguro a la mayoría les dice lo mismo, pero le impresionó el tamaño. Así estuvo un buen rato hasta que le pedí que parara porque estuve a punto de irme cortado. "Es mi turno", le dije y procedí a darle yo placer oral. Apliqué dedos, lengua, y debo reconocer que costó dar con su clítoris. Hay que saber hacerlo, pero una vez conseguido, ella disfrutó. Se mojó rico y repetía mi nombre (o como ella me puso en realidad, usando el diminutivo de mi nombre, el mismo de un pololo que tuvo según me contó).
Estuve varios minutos entre sus piernas, mientras ella lo disfrutaba. Hasta que ella misma, ya excitada (y yo también obvio), me pasa el forrito, me toma y me abre sus piernas para penetrarla. Que rica sensación, bien lubricada ella, entrar en su tibieza fue muy sabroso. Le di fuerte, suave, mientras ella me acariciaba la cintura, la espalda, y a ratos me empujaba con más fuerza sobre ella. "Así, así, dale, dale. Que rico", repetía diciendo mi nombre. No soporté tanta calentura y acabé.
Nos fumamos un cigarrito, cosa que ella agradeció porque solo fuma de noche y comenzamos el descanso y seguimos conversando. Me mostró fotos, charlamos un buen rato y quizás hubieramos seguido pero ya era tarde. "Te debo la otra", me dijo. Reconozco que quedé con ganas de la segunda patita, pero también creo que la charla fue mucha, pero agradable. Cero atados con el tiempo, jamás miró e reloj, hasta que ya era muy tarde. Me ofreció la ducha, pero por la hora y porque debía viajar, pasé. Me vestí, y ella, aun desnuda, me acompañó al living del departamento. Besito de despedida y buenos deseos.
Totalmente recomendable Samantha, tiene tema, y te hace sentir muy cómodo. Espero volver.