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FrankCanales2000

EstoKador Santiago
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Todo se publica por FrankCanales2000

  1. RECLAMO — EXPERIENCIA DECEPCIONANTE EN SERVICIO CONTRATADO Me veo en la obligación de contar lo sucedido para advertir a otros. Contraté los servicios de una señorita que ofrecía compañía por $25.000 la hora. Todo parecía claro, hasta que empezó el circo. Cuando llegué al lugar (Tarapacá xxxxxxx, Santiago), ni siquiera me recibió la persona de las fotos. Me atendió otra señorita, completamente distinta, que supuestamente trabajaba en su lugar porque la de la foto estaba ocupada (según ella, contratada por 4 horas, vaya uno a saber cuántos campeonatos paralelos estaba jugando). La señorita que me recibió —de nacionalidad desconocida, afrodescendiente, quien se presentó como Sadan — sin pudor alguno me cambió el precio apenas crucé la puerta: de los $25.000 iniciales pasamos mágicamente a $30.000. Y, como buen caballero, con algo de resignación, acepté pensando que valía la pena vivir la experiencia. Grave error. En la pieza, que tenía la temperatura emocional de un refrigerador apagado, me aclaró que en realidad el "servicio de una hora" costaba $50.000. Y que si yo quería "algo más", debía agregar otros $20.000 adicionales. Ahí ya no era un encuentro, era una subasta exprés. Ante el desconcierto, y buscando al menos aprovechar el momento, acepté pagar. Pero lo que vino después fue directamente una estafa sentimental disfrazada de servicio íntimo: No hubo caricias, besos, ni siquiera un mínimo de trato humano. La señorita solo se quitó la parte inferior, se puso en posición automática como si estuviera pasando por la revisión técnica de la planta, y me exigió usar preservativo sin siquiera generar una pizca de ambiente. Su frialdad fue tan evidente, que ni siquiera parecía estar ofreciendo un servicio: solo estaba cumpliendo con el trámite de cobrar. Y aquí hago una pequeña catarsis: yo no soy dotado, ni vengo a engañar a nadie. Tengo mis 15 centímetros, una hernia inguinal, y como cualquier hombre que va nervioso a su primer encuentro con alguien desconocido, es perfectamente normal que uno pueda acabar antes. Lo admito sin vergüenza. Pero justamente, una dama de compañía profesional, con experiencia, debería tener la empatía mínima de generar algo de conexión o incentivo para que el cliente disfrute el tiempo completo por el que está pagando. En cambio, aquí me encontré con alguien que, tras el primer contacto, simplemente me pidió con total frialdad: “Trata de pararlo de nuevo para ponerte el condón”, como si fuera un trámite mecánico más. Ni siquiera me permitió disfrutar la hora completa, pese a que pagué por dos horas anticipadas. No hubo interés, no hubo atención, no hubo dignidad en el servicio. Y al final de todo, terminé pagando $60.000 pesos por un servicio asqueroso, denigrante, sin magia alguna. Solo quedé con una mezcla de decepción, indignación y una sensación de impotencia horrible. No reclamo para victimizarme, sino para advertir a otros hombres honestos que buscan un rato de compañía sin enredos emocionales, pero con al menos un mínimo de respeto humano. Atte. Frank Big Weas.
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