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Glass Tiger

Maduritas de Esmeralda con San Antonio (Posteo Histórico)

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Colegas foreros, con el fin de suavizar la discusión respecto a mi posteo anterior, le adjunto el que fuera uno de mis primeros posteos allá por el 2005, con una experiencia de putas en el centro de Stgo:

 

"Hola amigos foreros. Una vez más quisiera aportar al conocimiento putero a través de mi humilde experiencia. De seguro todos los que aquí­ postean más de alguna vez han pasado por calle Esmeralda al llegar a San Antonio, donde ahora hay un banco BBVA, y de seguro que han visto a algunas putitas que se paran por ahí­, de toda clase pero más bien malas, viejas y bien destartaladas. La cosa es que cuando estudiaba en la U, normalmente pasaba por ahí y quedé prendido con una rubia teñida madura de unos 38 años aproximadamente, gran culo y grandes tetas, y cara de tragarselo todo. Me propuse abordarla y bueno, atenderme con ella.

Como no me agrada exhibirme esperé la noche, y me di una vuelta por el lugar como a las 10 de la noche. Para mi tristeza la minita no estaba y sólo se paseaban un grupo de viejas bastante malas, por lo que inferí que la mentada rubia sólo atendí­a durante el dí­a (yo mismo la vi entrando a un motel rasca que estaba en la misma calle Esmeralda a eso de las 1 de la tarde). La verdad es que estaba tan caliente que empecé a dar vueltas por la manzana pa ver si veí­a algo que salvara la noche, de repente al llegar a la esquina de Mac Iver con Esmeralda vislumbro unas piernas exquisitas (o al menos a esa hora de la noche se veían bien, jajaaj). Pasé haciéndome el guea, y de repente escucho una vocecita que me pide fuego. Doy la vuelta, y guaaaaa, puta la vieja fea, era una vieja horriblemente fea (yo tengo bastante estómago y puedo aguantar minas feas, pero esta vieja era horrible), lo único que salvaba era que usaba una minifalda supercorta y tenía buenas piernas. Me preguntó si quería atenderme, y le pregunté que cuánto salía; me dijo que eran 6 mil, lo pensé 2 segundos y de tan caliente que estaba le dije que bueno ya. Agarramos vuelo para una pieza que está a mitad de cuadra, yendo pa una comisaría cercana, yo tratando de no levantar mucho la mirada pues por Mac Iver pasaban hartas micros y me urgí­a la posibilidad que alguien conocido me viera en esos menesteres (en verdad me urgí­a más la posibilidad que me vieran con la vieja asquerosa, y que andaba vestida como puta). LLegamos, entramos a una especie de pieza que estaba en un subterráneo al lado de un centro de formación técnica, y la viejita me pidió las 6 lucas, y comenzó a sacarse la ropa.

El lugar era un verdadero nido de guarenes, muros húmedos y con hongos, una ampolleta rasquienta de 20 watts, una cama peor que las de los vaguitos de la plaza, y un tarro de pintura grande que luego sabría pa que era. Es cierto la vieja tení­a buenas piernas, pero era lo único bueno que tení­a. No tení­a nada de tetas, y la concha la tenía ultra usada, de un color medio como morado, labios bien dilatados, ufff, pero yo ya estaba en eso y tení­a que apechugar. Mientras se terminaba de sacar las panties y un calentón calzón negro de satí­n, me puso el condón y comenzó a chupármelo. MIentras lo hacía preferí­ mirar hacia otro lado porque la vieja en realidad era horrible, y chupando pico era doblemente fea. A continuación se tiró en la cama y me tiré encima de ella, mientras me la afilaba, aún entendiendo que era feísima, le pedí­ que me diera un beso (no concibo una cacha sin besos, me calientan mucho, y no puedo culear sin darlos, lo siento, jajaja), y la vieja me dijo que no daba besos. Con ese coscacho a mi calentura, decidí bajar a chuparle la conchita, cosa que al parecer estaba permitida. Se dio vuelta, como pa no verme mientras lo hacía y se lo empecé a chupar desde atrás. En eso estaba, cuando se me ocurrió lamerle el hoyo (además de los besos es lo que más me gusta), y ante esto la viejita me dijo, si quieres me das por el chiquitín (con esas mismitas palabras), son 2 luquitas más. Como apreciaran, a esas alturas estaba tan caliente que no lo pensé dos veces, pasé las lucas y entré por la puerta de atrás. Se notaba que la viejita tenía carrete, porque el niño entraba fácil, ahí­ le estuve dando duro hasta acabar. Lo bueno era que como lo tenía flaccido le podí­as dar duro sin problemas.

Terminamos, y que creen, la vieja se para y se va al tarro de pintura y se pega flor de meada. No supe si calentarme o hacer arcadas por el asco.

Pero bueno, esa fue mi experiencia, si alguien conoce a las chiquillas de por ahí, comparta el dato."

 

Hoy en día parece que las minitas de Esmeralda están desaparecidas, quizás ya pasaron a mejor vida, estén cuidando a los nietos o simplemente no me las he encontrado en los horarios que he pasado por ahí, jajaja.

 

Saludos.

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