Saltar al contenido
Blade Runner

T. Rex: 39 Años Sin Marc Bolan

Mensajes recomendados

Fue hace un tiempo atrás, pero igual es valedero recordar que se cumplió un nuevo aniversario (el 39) de la desaparición terrenal del inigualable Marc Bolan, el líder indiscutible de los grandiosos T. Rex.
Mucha crítica especializada (y otras no tanto) señalaron que tanto Roxy Music como T. Rex se encargaron de salvar los 70. John Peel era drástico en decir que "eran aire fresco: después de escucharlos, te dabas cuenta de lo aburrido que estabas". Y es que, atrapados en la época del rock progresivo, la onda de ambas bandas era tal que fue una revelación para muchos: David Bowie fue el primero, y tal como Bolan, cambió los aires medievales por otra estética, más de fiesta y de glamour. Bueno, no en vano lo bautizaron glam.
Pero volvamos a Bolan: antes de los 70, Tyrannosaurus Rex avanzaba lento. Los atavíos medievales, onda El Señor de los Anillos, no llevaban al éxito ni a Bolan ni a Steven Took (Bolan era fanático de la saga y poseía una caligrafía élfica notable). Pero su resolución era firme: cambió las vestimentas, Took se fue, ingresó Mickey Finn ("No canta, no baila, no sé qué sabe hacer. Pero tiene una pinta total!"), electrificó el sonido y acortó el nombre a T. Rex.
Bajo el nuevo nombre, Bolan logró por fin el ansiado reconocimiento. La imagen ambigua y sexual del grupo los catapultó en UK, no así en USA. El sombrero verde de Mickey Finn era otro sello distintivo de la banda ("Resulta raro que una multitud venga a ver un sombrero" bromeaba Finn). Pero con el éxito, llegarían las amargas polémicas. John Peel fue la primera víctima y lo diría tiempo atrás: "Lo conocí cuando era nadie. Era encantador. Nos visitábamos a menudo y lo pinchaba en mi programa. Después de su éxito, dejó de hablarme: pasamos de ser amigos cercanos a nadie en una semana. Ni a mí ni a mi esposa nos molestó mayormente. Marc tenía algo inquietante en su personalidad."
Lo cual tampoco detuvo la imparable carrera de T. Rex: un buen lote de discos que parecían verdaderos grandes éxitos. Bolan era especialmente cuidadoso con sus composiciones. Les daba tal importancia que, cuando una canción no satisfacía su nivel de exigencia, la dejaba sin más. Pulía cuidadosamente cada pieza y solo cuando estaba convencido de que a la canción le iría bien, discutía los arreglos con el resto de la banda.
Prueba de esto es lo dificil que es encontrar el mejor disco de su banda. Al menos son tres los álbumes que disputan ese privilegio: T. Rex era novedad absoluta, The Slider era contundencia sonora y a mi gusto el mejor, Electric Warrior, era bueno desde la icónica portada. Y repleto de himnos. Nada más que agregar.
Lo malo sería que, tras tanto éxito reiterado en tan poco tiempo, a Bolan lo acusaron de repetitivo. Mucho no le importó, pero las ventas bajaron y con ello la calidad de los discos. Bolan tampoco venía bien, pues el desgaste físico lo tenía hecho un trapo. Su vida privada era un carrusel de problemas de todo tipo. Y más encima, el punk era la moda en Inglaterra. T. Rex iba cuesta abajo, pero los mismos que le robaban la escena lo reivindicaron a tiempo: el punk reconocía la estética glam como parte de la suya y la carrera de Bolan tuvo un inesperado segundo aire.
Pero poco le duró: el 16 de septiembre de 1977, mientras su novia del momento Gloria Jones conducía un Mini y Bolan iba de copiloto, se estrellarían contra un árbol. Jones tuvo heridas graves, pero Bolan murió casi instantáneamente. Era una contrasentido terrible y una especie de profecía autocumplida: Bolan era hijo de un camionero que le enseñó a respetar al rodado, su gran ídolo fue Eddie Cochrane, con quien incluso compartió un viaje en auto poco antes de que Cochrane se matara en un accidente de tráfico. Escribió canciones dedicadas a autos, como Cadillac e incluso era dueño de un Rolls, el cual lo había prestado esa fatídica noche para promocionar al grupo Hawkind. Pero esa tarde, cuando Bolan fue a arrendar un coche, iba por un Rolls: llegó tarde, lo habían arrendado apenas 15 minutos antes. Gloria Jones eligió el mini púrpura. Bolan no manejaba, su temor era superior. Y así las cosas, ese 16 de septiembre, la tragedia golpearía a Marc. Su vida iba en repechada, se había estabilizado, iba por un nuevo álbum, que se iba a llamar Jack Daniels, su relación con Gloria Jones caminaba y tenía un hijo de 20 meses. Más tarde, David Bowie, su rival odiado y a la vez buen amigo, pagaría de su bolsillo la educación completa de Rolan Bolan.
Tony Visconti, el productor de lo mejor de T. Rex, señalaba "A pesar de lo que digan, Marc era un tipo feliz. Es lo irónico de su muerte: él no era un poeta maldito, no era un ser torturado, él quería vivir". Pero de las muchas maneras en que se pueden recordar a Marc Bolan, la más significativa es escuchar una y otra vez los himnos de T. Rex. Pequeñas joyas pop, con lecciones de personalidad propia, canciones con energía, agallas, y sobre todo, muchas ganas de pasarlo bien. El sello característico de un auténtico genio que se iría demasiado rápido.

 

Enlace a comentario
Compartir con otras webs



  • Visualizado recientemente   0 usuarios

    • No hay usuarios registrado para ver esta página.
×
×
  • Crear nuevo...