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Grandes Discos 1 : The Pogues

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Cuando a mediados de los 2000 comenzó la reedición de los discos legendarios de los Pogues, El Reino Unido entonó una sincera disculpa. Era una manera honesta de reconocer que, tras los desmanes, los excesos y las trifulcas, The Pogues eran una auténtica banda de rock a su manera. O sea, bien a lo irlandesa.
Porque mientras en varias bandas hay una sola regla para medir la calidad, en The Pogues había dos reglas: uno, el enorme calibre literario de Shane McGowan, el destartalado líder y vocalista del grupo, capaz de los versos más barriobajeros (como en White City), joyas ocultas (como Lorca's Novena o Summer in Siam) o el verso más inspirado para emocionar (como en Fairytale of New York).
Y la otra medida era el talante sonoro de McGowan acompañado por ese tremendo combo de músicos que conformaban a The Pogues. Porque Shane no estaba solo: Jem Finer, Phil Chevron, Spider Stacy, James Fearnley, Andrew Ranken, Cat O'Riordan (después Darryl Hunt), Terry Woods, los célebres "Ocho Pogues" podían pasar por todo el amplio arcoiris musical que abarcaban los Pogues con clase y solidez. Porque hay que ser muy seco como para hacer Rock del bueno con acordeón, banjo, flautín irlandés y un sinfín de instrumentos propios del folk celta.
If I Should Fall from Grace with God fue el tercer álbum de The Pogues y supuso la consagración de la banda en los mercados. Porque hay de todo y para todos los oídos. Redondito por dónde se le mire, resulta ser el mejor trabajo de una banda que iba rápidamente hacia su autodestrucción, y dónde la nota la dió la expulsión en 1990 de Shane McGowan. Con él se fue la locura y la inspiración. El tiempo sanaría las heridas y hoy los supervivientes de The Pogues giran con éxito de crítica y de público, encabezados por Shane McGowan quien, milagro!!!, después de perder su último diente podrido, se rehizo toda la boca y ahora luce una sonrisa perfecta.

Canción mortal: Metrópolis. Un perfecto crisol sonoro que dan ganas de bailar, saltar, azotarse y que simplemente, uno desea que no termine nunca. Tema para abrir el pub.

Canción muy mortal: Fiesta. Ambientada en una sabrosa aventura en Almería, España, los ocho Pogues se esforzaron en llevar al pentagrama su particular momento de locura vivido mientras filmaban un Spaghetti Western. Tema para el momento más alto del quilombo en un pub.

Canción recontramortal: obviamente, Fairytale of New York. Las voces de McGowan con la tristemente desaparecida Kristy McColl se cruzan para dar vida a una historia, una fábula, un cuento en sí. Toda la basura del mundo puede cambiar en una noche de navidad. Canción para terminar la jornada, abrazarse borrachos, fumar el último pucho y cerrar el pub.

 

 

 

Primer gran disco que deseaba comentar. Pronto, se viene otro.

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