Quisiera disculparme con los participantes de la última folletera que pudieron sentirse incómodos por ciertas prácticas en las que incurrí, más precisamente por quedarme pegado como lapa a la prominente colita de Antonia, en circunstancias que eramos seis, y no sólo yo, los que querían "hazerle el amorsh". Mis disculpas van especialmente a tí Antonia, por someterte a todos aquellos vejámenes, jajajá.
¡Nos vemos el martes!